Nuevas investigaciones indican que hay una relación entre el intestino y el cerebro, lo que puede provocar desde estrés hasta depresión.
Tu intestino es más “inteligente” de lo que crees. Una nueva investigación encontró que el cerebro tiene una relación directa con el intestino y puede detonar variados estados de ánimo, y hasta enfermedades como la depresión.
El estudio fue conducido por Gérard Eberl, director de inmunología del Institut Pasteur, una fundación de investigación sin fines de lucro con sede en París. La investigación se publicó en la revista especializada Nature Communications, en diciembre de 2020.
Durante los últimos 10 años, la investigación mostró que el intestino es extremadamente sofisticado e interdependiente. Tan es así que se estima que hay más de 100 millones de neuronas sólo en el intestino delgado.
Con esto, se puede afirmar que, después del cerebro, el intestino delgado es el segundo órgano con mayor número de neuronas, por lo que se le denomina “segundo cerebro” o “cerebro intestinal”.
Y es en ese sentido es que el intestino influye fuertemente en la función cerebral, no solo al revés. “Estamos empezando a darnos cuenta de que las bacterias pueden fabricar información que afectan directamente al cerebro”, dice Gérard Eberl.
Esta información de la que habla el investigador puede ser desde estrés crónico hasta comportamientos depresivos, como parte de una relación muy estrecha entre el intestino y el cerebro.
Durante un estudio con ratones en laboratorio, se encontró que ciertas bacterias en el intestino de los ratones desataban dichas reacciones negativas. Al matar estas bacterias e introducir otras más benéficas, su humor mejoraba.
Hay nueva luz sobre la depresión, y su relación con el intestino y el cerebro
La depresión afecta a más de 264 millones de personas en todo el mundo. Como ya hemos documentado antes, la pandemia incrementó drásticamente las cifras.
La investigación de Eberl arroja nueva luz sobre las posibles causas de la depresión: puede ser que el origen no esté exclusivamente en nuestro cerebro, sin también en el intestino.
Investigaciones como la de Eberl apuntan a que neurotransmisores como la adrenalina, la noradrenalina o la serotonina, son moléculas simples que pueden ser construidas por bacterias intestinales. Esto, debido a una poderosa relación entre el intestino y el cerebro.
La compañía The Good Mood Co, en Reino Unido, es una start-up que también ha hecho varias investigaciones sobre la relación entre el intestino, el cerebro y el sueño.
Uno de sus hallazgos es que 74% de los adultos en el Reino Unido se sienten “abrumados” y dos tercios tienen trastornos del sueño regulares. Casualmente, de esas personas, 86% padecen problemas gastrointestinales.
Los estudios no son concluyentes, pues sigue quedando la duda de qué fue primero, si el huevo o la gallina. No sabemos si los problemas de sueño y de estrés desencadenan problemas gastrointestinales o si sucede a la inversa, como sugiere el estudio de Eberl.
La salud del intestino impacta en nuestras emociones
Y aunque cada vez parece confirmarse más la relación entre el intestino y el cerebro en las enfermedades de ambos órganos, se necesitan más pruebas antes de poder dar una conclusión más clara.
Por ahora, parece ser que restablecer el equilibrio entre bacterias “buenas” y “malas” en nuestro intestino podría tener un efecto positivo sobre nuestro estado de ánimo.
Pero hay que tener presente que, cuando hablamos de salud mental, hay muchos factores que entran en juego. Lo mejor es acudir con especialistas que puedan realizar un diagnóstico personalizado y ofrecer una solución adecuada para cada problema.
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