La industria alimenticia vive una revolución: el cambio climático y los problemas globales de salud, transformarán nuestra manera de comer en el año 2030.
Quizá en medio de la tensión y ansiedad que nos ha provocado la crisis sanitaria, nos sea difícil imaginar qué haremos en 10 años. Pero precisamente la pandemia ha destapado cabos sueltos de la salud global, como enfermedades que aumentan el grado de mortalidad por COVID-19 que tienen su origen en la mala alimentación. Todo esto, sumado al cambio climático y la desigualdad socioeconómica, está provocando una revolución en la industria alimenticia. Todo esto nos hace preguntarnos ¿qué vamos a comer en el año 2030?
Tres tendencias que definen lo que vamos a comer en el año 2030
A decir de la agencia de análisis de tendencias WGSN, parte de las innovaciones serán nuevas opciones para reducir el consumo de azúcar y para mejorar las grasas saludables. Por supuesto ya existen este tipo de productos, pero se buscan mejores opciones que no solo otorguen sabor sino que permitan cocinar de manera adecuada.
Por ejemplo, la startup Steam! Sugar está desarrollando un sustituto basado en un extracto de plantas que tiene una textura y estructura molecular similar a la del azúcar. Incluso se puede cristalizar y caramelizar. De acuerdo a la agencia también se buscará tener grasas más saludables. Respecto a eso, la startup española Cubiq Foods trabaja en procesar grasas animales cultivadas, es decir, sin necesidad de los animales sino de células.
La dieta del futuro
Segunda tendencia: nuevos términos rondarán nuestras idas al súper. “Alimentos funcionales” y “Nutriceuticals” (nurimentos-farmacéuticos) serán los nuevos superfoods. Comidas y bebidas modificadas a nivel molecular para añadirles micronutrientes con efectos positivos clínicamente comprobados. Con esto, los consumidores podremos elegir un producto que ayude en el tratamiento de nuestras afecciones.
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Por último, la tercera tendencia son los probióticos y prebióticos, de los que ya hemos escuchado mucho. Ahora serán personalizados para ayudar a mejorar la salud mental, generando estados de calma. WGSN considera que estos “food moods” con probióticos y prebióticos —que prometen modificar el ecosistema intestinal con bacterias para mejorar el estado de la salud mental— serán “una tendencia mainstream” en 2030.