Aunque la venganza nunca es buena, la verdad es que da un poquito de alivio. Sin embargo, el perdón tiene el mismo efecto pero a largo plazo. Estas son las diferencias.
Aunque pareciera que el perdón siempre es el mejor camino, nuevas investigaciones indican que la venganza también tiene efectos liberadores en nuestras emociones. Pero es importante aprender a diferenciar qué es mejor, si el perdón o la venganza.
Está documentado que la venganza tiene beneficios (si no morales, al menos sí fisiológicos). Por ejemplo, de acuerdo con una investigación publicada en la revista científica Personality and Social Psychology, la venganza da placer y es altamente gratificante, incluso adictiva.
Efectos positivos y negativos de la venganza
La venganza, debido a su poder catártico, es muy beneficiosa para el alivio emocional. Esto viene documentado desde los tiempos de Freud, pero en el estudio que condujo David Chester, de la Universidad de Virginia Commonwealth, encontró que la venganza satisface el “deseo de represalias”.
Este deseo solo puede ser saciado por medio de la venganza, y así se demostró en los participantes que clavaban agujas en un muñeco vudú. Todos se sintieron mejor, pero al mismo tiempo nacía en ellos un efecto contrario: la culpa.
Sí, es posible que la venganza tenga efectos sanadores muy inmediatos, pero las personas que la practican experimentan pronto una sensación de deshumanización.
¿Cuáles son las ventajas del perdón?
Por otro lado, un nuevo estudio conducido por Karina Schumann, de la Universidad de Pittsburgh, y que se publicó en el Journal of Personality and Social Psychology, evalúa y compara los beneficios del perdón contra la venganza.
Los investigadores dividieron aleatoriamente a los participantes de la investigación en dos grupos. Se pidió a un grupo que se imaginara a sí mismo en una interacción neutral con un colega. Al otro grupo se le pidió que se imaginara ofendido por un colega, y luego que se imaginara perdonándolo o vengándose de él, dependiendo del escenario que recibiera.
Los investigadores encontraron que las personas que perdonaron sintieron que habían actuado de acuerdo con los valores morales, lo que a su vez les permitió sentirse más humanos.
Los resultados sugieren que el perdón puede rehumanizar completamente a las víctimas después de que su sentido de humanidad se haya afectado por una ofensa.
Y es que el perdón es un proceso transformador que implica liberar negatividad hacia el transgresor y posiblemente aumentar la positividad y los sentimientos de benevolencia hacia él. Incluso, aquí en wokii te hemos hablado de los efectos gratificantes del perdón.
Si bien las víctimas que se vengan pueden sentirse rehumanizadas, pues ejercen dominio y control sobre el transgresor o creen que defienden la justicia, también hay razones por las que la venganza puede no sentirse como el mejor camino.
Entonces, ¿perdón o venganza?
Antes de juzgar a una persona, debemos comprender que cuando alguien nos agrede o nos lastima, surge en nosotros un sentimiento de inferioridad, que se nutre de un profundo dolor emocional.
No es raro que una de las primeras reacciones que tengamos sea la sed de venganza, ya que esto nos recoloca en una situación de poder, además de que satisface nuestra necesidad de buscar justicia.
La venganza es, por tanto, una forma de justicia. La cuestión es que, en nuestra sociedad, y apegados a los acuerdos que hemos establecido como civilización, la venganza choca con muchos conceptos morales del bien y del mal.
El perdón trasciende, la venganza deshumaniza
Por lo tanto, una persona que recurre a la venganza en lugar del perdón enfrentará una serie de consecuencias, tanto internas como con los que le rodean. Incluso puede tener consecuencias legales.
En contrapeso, el perdón es una técnica que se ha inculcado desde hace miles de años, cruzando sociedades y culturas, desde el cristianismo hasta el budismo. Esto es porque el perdón nos da un sentido de pertenencia a una comunidad y nos hace ser responsables de nuestras acciones.
En ese sentido, los beneficios del perdón trascienden el aspecto psicológico de la víctima y ayudan a construir lazos de convivencia más sólidos, lo que beneficia a muchas más personas.
Así que no te culpes si de repente tienes sed de venganza. Pero, ¿por qué no intentar perdonar y perdonarte a ti mismo? No es el camino más fácil e inmediato, pero sí el más sanador.
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