La meditación y el mindfulness son dos prácticas que puedes realizar sin importar dónde, ni cuándo. ¡Ponlas a prueba y verás que bien te sentirás!
Cuando escuchamos las palabras “meditación” o “mindfulness”, la mayoría pensamos automáticamente en un meditador serio sentado en su cojín o en un yogui torcido en una postura complicada.
La realidad es que la meditación y el mindfulness (o atención plena) son técnicas que se pueden realizar prácticamente en cualquier lugar.
De hecho, el mindfulness es más poderoso cuando se realiza en actividades muy cotidianas, como lavar los platos, doblar la ropa, ir de compras o hasta camino al trabajo en el transporte público.
Y aquí es donde entra en juego una forma muy peculiar de la meditación: el “transporte consciente”.
Para muchos, la imagen de un viajero sentado en el tráfico o volando por la autopista puede representar lo opuesto a la atención plena. Pero un principio central del mindfulness es estar presente dondequiera que estés.
Cada momento es una oportunidad para regresar nuestra mente al presente y evitar que divague en escenarios pasados o futuros. Recuerda: hay que estar en el aquí y en el ahora.
Si crees que la meditación y el mindfulness se limitan a ciertos espacios y momentos, no podrás hacerlos realmente parte de tu rutina diaria. Cuando lo practicamos en actividades ordinarias, la atención plena puede enriquecer nuestra vida y la de los demás.
Practica la meditación y el mindfulness en todo momento
Ahora que cada vez más personas salen de sus casas y regresan a sus rutinas, muchas tendrán que sacrificar esas horas extra de sueño que habían ganado con el home office.
Ya sea que su viaje al trabajo involucre un avión, tren o automóvil, las siguientes prácticas de meditación y mindfulness te ayudarán a encontrar la calma incluso mientras estás en movimiento.
1. El mindfulness y la meditación te exigen ser bondadoso
La bondad amorosa implica evocar una sensación que hayas vivido antes, ya sea de compasión o empatía hacia ti mismo o hacia los demás.
Subirse a un vagón de tren lleno de gente o sentarse en el tráfico de la hora pico, suele ser poco agradable para cualquiera. Puede provocar sentimientos de impaciencia, agitación e incluso aversión hacia los que nos rodean.
Los sentimientos de irritación o resistencia ofrecen una oportunidad para reflexionar y ganar perspectiva. Y por contradictorio que parezca, esta es la oportunidad perfecta para practicar la bondad amorosa.
En esos momentos de mayor irritación, recuerda:
- Eres humano
- Ahora es la oportunidad perfecta para practicar tu atención plena
- Deja que los sentimientos negativos sean una puerta de entrada para evocar un sentido de bondad amorosa para aquellos en tu entorno inmediato.
2. Acepta las cosas tal como son
Si estás atorado en el tráfico o el transporte público va demasiado lleno, lo más seguro es que empieces a sentir ansiedad o impaciencia. Y esta impaciencia se contagia colectivamente. No te preocupes: para eso están el mindfulness y la meditación.
Una forma de aliviar la tensión es concentrarse en aceptar la situación. Por incómodo e intolerable que se sienta, no durará para siempre. Mientras tanto, las sensaciones de malestar que surgen son una oportunidad para estar con lo que es.
La aceptación y la entrega son componentes importantes de la práctica de la atención plena, pero no siempre son fáciles. Recuerda darte un poco de gracia.
3. La meditación es centrarte en las sensaciones
Otra forma de llevar la atención plena a tu viaje diario es concentrarte en tus sensaciones. Una forma de hacerlo es meditar con los sentidos muy alerta.
¿Vas en auto? Siente tus manos contra el cuero frío o la tela suave del volante, o siente tu espalda contra el asiento. ¿Viajas en autobús? Siente las yemas de tus dedos contra el metal frío del pasamanos.
Está comprobado que esos pequeños momentos de atención plena te pueden dar muchísima felicidad. Por ejemplo, oler en alguien más un perfume que te traiga buenas memorias o poner atención en la persona que va sentada y sonriendo. Dejemos que su paz nos contagie.
Como verás, hay muchísimas oportunidades de practicar la meditación y el mindfulness más allá de los clichés del cuarto silencioso y el tapete en el suelo.
Se trata de vivir plenamente tu presente, estés en donde estés, con los ojos bien abiertos y los sentidos a flor de piel.
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