¿Buscas la felicidad? Mejor enfócate en cómo encontrar un propósito de vida. Te contamos por qué.
Todo el mundo quiere ser feliz, pero la búsqueda de la felicidad como un fin en sí mismo puede ser contraproducente, ya que lo realmente importante es encontrar un propósito de vida.
Como señala el psicólogo y autor Daniel Kahneman, la felicidad se trata de sentimientos y sensaciones, que son de corta duración. Reflexionar sobre los recuerdos nos da una idea de si hemos vivido una vida feliz o infeliz.
Pero lo que es probable es que lo que recordemos depende de nuestro estado emocional actual. Si nos sentimos negativos, la mayoría de nuestros recuerdos serán negativos y no conducirán a la felicidad.
En cambio, tener un propósito de vida tiene que ver con la motivación, con aquello que te hace levantarte de la cama por la mañana. El propósito es una forma de vida, no el ‘cómo te sientes’. Si bien somos conscientes de ser felices, el propósito solo se nota cuando no tenemos uno. Es imposible ser feliz por mucho tiempo si no puedes encontrar un propósito de vida.
¿Cómo encontrar un propósito de vida?
Un propósito de vida nace cuando generamos valor. Es decir: si tienes un conjunto de valores fundamentales y te adhieres a ellos, es más probable que tu vida tenga sentido y un propósito. Construir más significado y propósito en tu vida requiere actuar de acuerdo con tus valores en lugar de sentimientos temporales.
Desde la psicología, se considera que el bienestar es una combinación de (en este mismo orden de importancia) significado, propósito, salud, eficacia y felicidad. Así que, antes de perseguir la felicidad, búscale un significado a tu vida.
Un indicador importante de significado, propósito y bienestar (y un buen lugar para comenzar a obtener más de ellos) es amarte a ti mismo.
¿Cómo amarnos a nosotros mismos?
Amarte a ti mismo es un concepto muy amplio y es más una cuestión de intuición. Quizás lo más cerca que podemos estar de amarnos a nosotros mismos es ser amables, capaces de amar y ser amados. Si piensas en aquellos que has conocido que eran amables, seguro eran personas amorosas y dignas de amor.
La gente sin un propósito de vida suelen ser personas a las que solo les importa satisfacer sus necesidades o personas que no velan por los demás aparte de por sus propios sentimientos, deseos y egos.
En cambio, las personas compasivas, amables, amorosas y respetuosas son aquellas cuyos valores humanos son más grandes que sus egos. Para llegar a ese punto, se necesita haber trabajado a lo largo de su vida en un propósito.
¿Cuál es el tuyo?
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