En un país en el que 32% de las niñas son obligadas a casarse, un profesor en Zimbabue les enseña ajedrez con la esperanza de ofrecerles otro futuro.
Gracias al éxito de la serie de Netflix Gambito de Dama, cada que escuchamos historias de mujeres triunfando en el ajedrez pensamos, inevitablemente, en el fascinante personaje del programa. Y es justo lo que se nos viene a la mente cuando nos enteramos que en Zimbabue, África, un profesor está enseñando a niñas a jugar ajedrez en grande.
Godknows Dembure, profesor de una escuela primaria, comenzó a enseñarle a sus alumnas ajedrez con la esperanza de que encontraran otra oportunidad de vida, en un país en el que 70% de las personas viven en pobreza.
Además, en Zimbabue las mujeres son obligadas a casarse y 32% se casan antes de cumplir la mayoría de edad. Un 4% de las niñas menores de 15 son obligadas a casarse, según datos de Plan International.
Por ello, el profesor Godknows Dembure vio en el ajedrez una oportunidad para que estas jóvenes de Zimbabue triunfen en este deporte y, de paso, conozcan otras posibilidades de vida.
“Solo quiero tratar de mejorar las vidas de las chicas de esta zona. Pensé que tratar de introducirlas en el ajedrez a lo mejor era una forma de salir de la pobreza. Fuera de esta situación de abusos y matrimonios infantiles”, añade.
El ajedrez: una alternativa de vida para las niñas en Zimbabue
El equipo lleva por nombre Reinas de Chivhu y está conformado casi en su mayoría por niñas huérfanas de Zimbabue, como Rumarai Tapambwa, que sueña con ser una gran maestra de ajedrez.
“Me gusta jugar al ajedrez porque me hace feliz. El ajedrez trae felicidad a mi vida. Delante del tablero no tengo miedo. Soy capaz de conquistar el mundo”, dice Rumarai Tapambwa, una alumna de séptimo curso en la escuela de primaria Mudavanhu, ubicada en el Disitrito de Chikomba.
Las niñas practican ajedrez al menos dos horas al día, después de las clases. Al terminar, la mayoría debe cumplir con sus tareas en el hogar, como cocinar, limpiar e incluso cuidar a sus hermanos.
Rumarai Tapambwa ha jugado tres torneos y ha conquistado dos medallas de oro, una de ellas en el campeonato nacional. Ese título le valió el pase para representar al país en el Campeonato Africano de Ajedrez Joven.
“He aprendido a tener confianza, a transmitir mis conocimientos a los demás, incluidos mis hijos en el futuro. Mi deseo es llegar a ser una mujer gran maestra de ajedrez, tanto en esta escuela como en todo Zimbabue”, explica la joven.
Aunque la situación económica y social en Zimbabue es muy complicada, el ajedrez podría ser un rayo de esperanza para el futuro de millones de niñas y niños. Simplemente emotivo.
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