Por qué tenemos menos amigos por culpa del Covid-19 es una pregunta que se han hecho psicólogos, sociólogos y periodistas.
“Parece ser que la amistad sigue siendo en cierto modo un enigma: sabemos que es importante, pero no tenemos nada claro por qué la gente traba amistad y la conserva”, le escribe Paul Auster a J.M. Coetzee, en una carta publicada en Aquí y ahora, libro de correspondencia entre estos dos autores importantísimos de las letras modernas. Y justo ahí nace la diatriba, por la que partimos para tratar de entender qué permite que tengamos amigos o que ya no estén cerca. Con esta espantosa pandemia, después de un año podemos decir con conocimiento de causa, que tenemos menos amigos por culpa del COVID-19.
Primero que nada, ¿por qué es necesario tener amigos?
No somos filósofos ni queremos llegar al sino de todo. Pero, sí podemos empezar una ligera reflexión al respecto. Decía Aristóteles, en sus escritos de Ética (capítulo 8), que: “no se puede ser amigo de un objeto inanimado”, es decir, la necesidad humana es tratar de mantener relaciones afectivas más allá de las sexuales. Necesitamos compartir sentimientos y conexiones con otras personas y éstas deben ser similares a nosotros. Amamos a los animales y ciertos objetos, sí, pero no suplen esa necesidad intrínseca de nuestra naturaleza de necesitar que otros iguales a nosotros nos prodiguen afecto. Pero, ¿qué hizo este encierro involuntario durante este año para que nuestras “listas” de amigo se redujeran?, ¿por qué tenemos menos amigos por culpa del COVID-19?
Menos amigos por el Covid-19, pero no está mal
Es cierto. Tampoco es el fin del mundo. Tener menos amigos después de un tiempo de no convivir lo suficiente, no es lo peor o lo que más nos debía preocupar en esta lucha mundial contra el virus y que ha puesto en jaque a todo el mundo. Al contrario, digamos que fue una prueba para reconocer quiénes de estos grupos de “grandisimos” amigos, si lo eran. ¿Cuáles sobrevivieron? Pues es simple, quedaron aquellos que pudieron entender y ser empáticos con tus problemas pandémicos, con las perdidas, con las terribles maneras psicosociales que tuvimos para demostrar nuestro miedo y frustración ante lo desconocido del COVID-19. No te culpes. No sabíamos nada de esto y nadie nos dio un curso de cómo sobrevivir. Lo que hemos hecho millones de personas este año que ha pasado es, justamente, aprender justo eso, y no es cualquier cosa. Los verdaderos amigos, los que no son solo de fiestas u oficina, entendieron eso y siguen contigo. Los superficiales, era lógico que tenían que irse.
Menos seudoamigos, más… ¡amigos verdaderos!
“El malestar, el agotamiento, la depresión y el estrés han aumentado considerablemente”, afirmó Todd Katz, vicepresidente ejecutivo y responsable de prestaciones colectivas de MetLife. No es cualquier indicador de una persona diciéndolo, si no una afirmación de un alto directivo mundial, que afirma algo basado en sus propias cifras de cómo ha afectado a todos este virus nuevo. Estos problemas sociológicos y psicológicos inciden directamente en nuestra capacidad de relacionarnos y volvemos al mismo punto. Aquellos que no sienten con profundidad el sentimiento de la amistad habían huido a la mínima demostración de problemas de “su” supuesto amigo. Los amigos verdaderos, que si tienen un afecto profundo y conocen hasta el tuétano las profundidades de tu océano personal, siguen y seguirán ahí a pesar del Covid-19 y sus efectos.
Obvio es importante decir que no se trata de descalificar y de borrar por borrar amigos, o dejarse llevar por ataques de emoción y sacar malas conclusiones. Como dice Charles Lamb: “Se puede tener amigos y no querer verlos” y no pasa nada. Seguirán siendo amigos, pero ten por seguro que la presencia física no es indispensable para saber que hay una amistad verdadera. En tiempos de pandemia, fue casi imposible verse y eso no debió afectar su relación amistosa. Menos amigos no quiere decir que son los que no te vieron este año, pues.
Somos amigos, por siempre amigos, amigos de verdad…
Como dice esa famosa canción de Timbiriche (otra vez, nos estamos viendo muy oldies), si crees que varios de “tus” amigos ya no lo son, no es tu culpa. Léelo bien otra vez y ponlo muy claro en tu cabeza: NO ES TU CULPA. Quisimos contarte nuestras reflexiones sobre las posibles causas y sustentado con las voces de personas que saben de lo que hablan. Tampoco es tan indispensable tener muchos. Las investigaciones del psicólogo evolutivo, Robin Dunbar, demuestran que los seres humanos tienen capacidad cognitiva para albergar solo de cuatro a seis amigos íntimos. Así que si son los que han quedado, agradece. O si es un par, qué afortunados somos. O si es uno, qué grandioso regalo para ti. A más de un año de esta pandemia, podemos tener menos amigos por culpa del COVID tal vez, pero no menos amor por eso.
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