El maquillaje también necesita cuidados. Descubre cómo proteger tus productos de las bacterias con hábitos sencillos que cuidan tu piel y alargan su vida útil.
El maquillaje puede ser un aliado de tu belleza, pero también un refugio para bacterias si no lo cuidas bien. Las brochas, esponjas y hasta los envases acumulan restos de piel, grasa y humedad. Todo esto se convierte en el escenario perfecto para microorganismos que pueden provocar irritaciones, acné o infecciones.
De hecho, un estudio de la Universidad de Aston publicado en 2020 en la Journal of Applied Microbiology reveló que el 90% del maquillaje en uso estaba contaminado con bacterias dañinas, entre ellas E. coli y estafilococos. La buena noticia: con pequeños cambios en tu rutina, puedes mantener tu maquillaje limpio y seguro.
Lava tus brochas y esponjas con frecuencia
Las herramientas de maquillaje son las más expuestas a bacterias. Si las usas todos los días, lo ideal es lavarlas al menos una vez por semana con agua tibia y jabón neutro. Las esponjas, por su textura, acumulan más humedad, así que necesitan limpieza aún más constante. Además de prevenir bacterias, un buen lavado mantiene la aplicación más uniforme y profesional.
Cierra bien los envases y evita compartir productos
Un hábito sencillo que marca la diferencia es cerrar siempre los envases después de usarlos. Así evitas la entrada de aire, polvo y bacterias. Otro consejo clave: no compartas tu maquillaje. Aunque parezca, compartir labiales, máscaras de pestañas o delineadores aumenta el riesgo de infecciones oculares y labiales.
Presta atención a la caducidad
El maquillaje también tiene fecha de vencimiento. Una base de más de un año o una máscara de pestañas de más de tres meses puede convertirse en un foco de bacterias. Revisa los símbolos de cada producto y no dudes en reemplazarlos cuando pase el tiempo recomendado. Tu piel agradecerá ese cuidado extra.
Mantén una buena higiene al maquillarte
Tus manos son el primer contacto con los cosméticos. Lávalas antes de aplicarte maquillaje y evita meter los dedos directamente en frascos o envases. Usa siempre aplicadores limpios. Estos detalles reducen el contacto con bacterias y hacen tu rutina más segura.
Una piel más sana y radiante
Cuidar tu maquillaje no es complicado. Al lavar brochas, cerrar envases, respetar fechas de caducidad y mantener la higiene, no solo proteges tus productos, también cuidas lo más importante: tu piel. Una rutina libre de bacterias significa un maquillaje más duradero, seguro y, sobre todo, una piel más sana y radiante.
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