Los perros son más inteligentes de los que creemos. Lo demuestran al reconocer palabras como “pelota” o al seguir órdenes como “lánzala”.
Los perros son más inteligentes de los que creemos. Lo demuestran al reconocer palabras como “pelota” o al seguir órdenes como “lánzala”; pero ¿son capaces de reconocer los elogios? Un nuevo estudio dice que sí e incluso reveló que su proceso cerebral para detectarlos es muy similar al nuestro.
Una investigación publicada en la revista Scientific Reports y realizada en la Universidad de Eotvos Lorand, en Budapest, descubrió que los perros no solo logran reconocer palabras, sino que además conocen la intención de los que decimos a través de la entonación.
De acuerdo con los resultados, el cerebro de los perros, al igual que el de los humanos, logra calcular la entonación y el significado de una palabra de forma separada.
Estos animalitos procesan los sonidos de las palabras de forma jerárquica. Primero analizan el componente emocional, es decir, la forma en la que lo expresamos, con la región más antigua del cerebro. Y luego, comprenden el significado de las palabras en la corteza cerebral.
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El estudio del cerebro canino
Para descubrir si los perritos logran reconocer un cumplido, los científicos escanearon los cerebros de 12 perros de compañía.
Las mascotas fueron ingresadas a una máquina de resonancia magnética, mientras que un entrenador pronunciaba palabras de elogio como “inteligente” y “bien hecho”; y palabras neutrales como “sí” y “todavía”.
El entrenador a veces pronunciaba las palabras con entonación entusiasta y otras, con un tono neutral.
Cuando los perros escuchaban solo las palabras, aumentaba la actividad cerebral en las regiones subcortical y cortical. Y, cuando escucharon las mismas sílabas con una entonación de elogio, aunque fuera “sí” y “todavía”; el nivel de actividad en la parte anterior del cerebro disminuyó.
Esto quiere decir que la entonación se procesa en las regiones más antiguas del cerebro y que para los perros es muy importante la forma en que les decimos las palabras.
¡Qué buenos chicos!