Aunque enfermedades como la malaria y el Sida son altamente mortales, la contaminación produce más muertes humanas.
Toma asiento y respira: la contaminación provoca una de cada seis muertes humanas en el mundo una cifra que triplica la suma de las muertes por Sida, malaria y tuberculosis. Y sí: la contaminación también causa más muertes que el coronavirus.
Cada año se vierten cientos de millones de toneladas de sustancias tóxicas al aire, el agua y el suelo. La producción de sustancias químicas se duplicó entre 2000 y 2017. Podría duplicarla de nuevo para 2030 y triplicarla para 2050.
Esto provoca que las muertes ocasionadas por la contaminación ambiental sean 15 veces más que las muertes provocadas por las guerras, los asesinatos y otras formas de violencia.
Es más: la contaminación atmosférica es el mayor contribuyente ambiental a las muertes prematuras, al causar unos siete millones de ellas cada año.
También está ligada a intoxicación aguda, cáncer, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, enfermedades respiratorias. Efectos adversos en los sistemas inmunológico, endocrino y reproductivo, anomalías congénitas y secuelas en el desarrollo neurológico de por vida.
Una cuarta parte de la carga mundial de morbilidad se atribuye a factores de riesgo ambientales. La mayoría de los cuales implica la exposición a la contaminación y a las sustancias tóxicas. Sorprendente, ¿no?
La contaminación ambiental y su relación con las muertes humanas
Mientras el covid acapara los titulares de todos los medios, los efectos de la contaminación y las sustancias peligrosas a veces pasan desapercibidos. Sin embargo, la contaminación causa al menos nueve millones de muertes prematuras, el doble del número de muertes causadas por la pandemia en sus primeros 18 meses.
Y aunque hay algunas sustancias que se han prohibido o cuyo uso se está eliminando, la producción, el uso y el desechado de productos químicos peligrosos. En general, sigue aumentando rápidamente.
Por ejemplo, el plomo se sigue utilizando de forma generalizada a pesar de que se conoce desde hace tiempo su toxicidad y sus consecuencias para el desarrollo neurológico en la infancia. El plomo causa cerca de un millón de muertes al año, así como daños irreversibles en la salud de millones de niños.
Entre los motivos de preocupación recientes figuran las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas, los alteradores endocrinos, los microplásticos. También los plaguicidas neonicotinoides, los hidrocarburos aromáticos policíclicos, los residuos farmacéuticos y las nanopartículas.
¿Cuáles son las principales fuentes de contaminación en el mundo?
Prácticamente todas las personas de los países industrializados tienen sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas en su organismo. La exposición a estos productos se ha asociado a lesiones hepáticas, hipertensión, disminución de la respuesta inmunitaria, disminución de la fertilidad, menor peso al nacer y cáncer testicular y de riñón.
Los costos relacionados con la salud que se derivan de las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas oscilan entre los 52,000 y los 84,000 millones de euros al año, mientras que los costos de tratamiento y recuperación del suelo y las aguas contaminadas van de los 10,000 a los 170,000 millones de euros.
Otras formas de contaminación conocidas vienen de la extracción, el procesamiento, la distribución y la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural), que producen ingentes volúmenes de contaminación y sustancias químicas tóxicas.
Los combustibles fósiles son también la principal materia prima de las industrias petroquímica y del plástico, altamente contaminantes. La agricultura industrial contamina el aire, el agua, el suelo y la cadena alimentaria con plaguicidas, herbicidas, fertilizantes sintéticos y medicamentos peligrosos.
Otras industrias que producen enormes volúmenes de contaminación y sustancias tóxicas son la minería y la fundición, la industria manufacturera, el sector textil, la construcción y el transporte.
¿Por qué la contaminación causa tantas muertes humanas?
No son pocos los estudios que revelan la presencia de residuos de plaguicidas, ftalatos, pirorretardantes, sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas. Pero también metales pesados y microplásticos en nuestro organismo. Incluso se encuentran sustancias tóxicas en los recién nacidos.
Todos estamos expuestos a la contaminación y a las sustancias químicas tóxicas. La mayor contaminación recae de forma desproporcionada sobre las comunidades pobres, discriminadas y marginadas.
Los países de ingreso bajo y mediano son los más afectados por las enfermedades relacionadas con la contaminación, pues presentan casi el 92 % de las muertes por esta causa. Además, más de 750 mil trabajadores mueren cada año debido a la exposición a sustancias tóxicas en el entorno laboral.
Las mujeres, los niños, las minorías, las personas migrantes, los pueblos indígenas y las personas de edad adulta. Además, las personas con discapacidad son potencialmente vulnerables, por diversas razones económicas, sociales, culturales y biológicas.
Momento de soluciones
Los especialistas que buscan soluciones apuntan a que las empresas deberían actuar con la debida diligencia en materia de derechos humanos y medio ambiente. Y respetar los derechos humanos en todos los aspectos de sus operaciones.
Las empresas también son responsables de la limpieza y rehabilitación de las comunidades, las tierras, las aguas y los ecosistemas contaminados por sus operaciones. Por eso, como consumidores es importante estar alerta y consumir productos de empresas socialmente responsables.
¿Qué otras medidas podemos tomar para fomentar que se reduzcan las emisiones que producen contaminación y muertes humanas?
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