El cambio climático se debe en gran medida al proceso conocido como efecto invernadero, que provoca que los gases contaminantes que producimos se estanquen.
El calentamiento global no deja de hacer de las suyas. Para prueba, los más recientes días en la Ciudad de México son más calurosos que lo habitual. Hoy día, la temperatura de la Tierra es 1,2 grados Celsius, aún más alta que en la época preindustrial. Esto favorece el cambio climático y sus respectivos eventos climáticos; sequías, tormentas, inundaciones y todo eso que tristemente cada vez escuchamos más. Y el factor que lo ocasiona es el llamado efecto invernadero.
¿A qué nos referimos con este término? Es el resultado del aire con gases que producimos los seres humanos. Se trata de un proceso que ocurre cuando los rayos solares llegan a nuestra atmósfera y la radiación rebota en el espacio. Cuando esto pasa, una porción es absorbida por químicos del aire; a estos se les conoce como gases de efecto invernadero.
La contaminación que producimos genera gases como el metano y el dióxido de carbono, que son justamente la que aceleran este proceso. Además, el uso de productos químicos en las fábricas y en nuestros hogares también suscita el desequilibrio de la atmósfera.
Por qué no debemos dejar de hablar del efecto invernadero
De acuerdo con la ONU, las emisiones de metano y el óxido nitroso crecieron el doble en 2018. Esto se debe a que, desde la Revolución industrial a finales del siglo XIX, no hemos dejado de quemar combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural.
Cuando estas sustancias se queman, emiten un exceso de gases de efecto invernadero, principalmente en forma de dióxido de carbono.
Según las mediciones tomadas a principios de este año desde el Observatorio Mauna Loa en Hawái, el dióxido de carbono en la atmósfera está alcanzando niveles un 50 por ciento más altos que en el período preindustrial. Esto provoca el aumento de la temperatura del planeta y el caos ambiental, que amenaza con destruir ecosistemas enteros.
Hace unos meses se publicó el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU, del que te hablamos en wokii. En él, se señalan las terribles consecuencias que el efecto invernadero está teniendo en el planeta. En resumen, si no nos apuramos a cambiar nuestros hábitos, se nos va a “acabar el tiempo”.
Esto significa que la Tierra podría alcanzar una temperatura 3 grados Celsius más cálida para el 2100. Lo que se traduce en eventos extremos como huracanes, olas de calor, incendios forestales y más sequías.
¿Cómo evitar llegar a más de 1,5 grados celsius?
No obstante, si luchamos por reducir al máximo las emisiones de gases de efecto invernadero, es plausible que se pueda evitar un calentamiento de más de 1,5 o 2 grados Celsius por encima de las temperaturas preindustriales. Reducir el metano (gas que se produce por los combustibles fósiles, los desechos y la agricultura) es la vía más eficaz para frenar el efecto invernadero. Además, evitaría 260.000 muertes prematuras, 775.000 visitas a los hospitales relacionadas con el asma, 73.000 millones de horas de mano de obra perdidas por calor extremo y 25 millones de toneladas de pérdidas de cultivos al año.
De todos depende frenar este tipo de fenómenos tóxicos para nuestro planeta, sobre todo, de los gobiernos, que hoy más que nunca deben tomar medidas urgentes.
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