Bajo el lema de “Cultivar, nutrir, preservar. Juntos”, el Día Mundial de la Alimentación 2020 nos invita a pensar en los demás… y en el planeta.
Hoy es el Día Mundial de la Alimentación. Se trata de una fecha promovida por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con la meta de disminuir el hambre en el mundo. ¿Por qué es relevante? Porque la producción de comida debe incrementar 70 por ciento en los próximos 30 años para alimentar a los 10 mil millones de personas que se calcula que seremos, de acuerdo con Naciones Unidas. De lo contrario, miles de millones sufrirán desnutrición extrema.
Esto, indudablemente, genera una alerta en todos los países y organizaciones. Tanto que este año, el premio Nobel de la Paz fue otorgado al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. El Comité Noruego que lo otorgó aseguró que uno de los motivos fue por “actuar como una fuerza impulsora de los esfuerzos para prevenir el uso del hambre como arma de guerra y conflicto”.
Ante la pobreza ocasionada por la pandemia y la que de por sí ya existía en muchísimas partes del mundo, debemos todos preguntarnos: ¿qué podemos hacer? ¿Qué alternativas hay para una alimentación completa si, además, se ha visto que el consumo de carne contamina el medio ambiente?
Otro de los problemas que se enfrentan hoy día es la agricultura, debido a la escasez de agua limpia y la sequía de millones de hectáreas por el cambio climático. De hecho, solo 2 por ciento del agua del planeta es potable, y ni siquiera tenemos suficiente acceso a ella. El resto es salada o se encuentra contaminada por los humanos.
Agricultura salina: una posible solución para una alimentación digna
Entonces, ¿qué alternativas tenemos para alimentarnos en un mundo como éste? La respuesta es, probablemente, una dieta basada en plantas. Y una granja en Escocia ofrece una posible solución: sus dueños se encuentran utilizando en océano Atlántico como base para sembrar vegetales.
La startup se llama Seawater Solutions, y utilizan agua salada para crecer comida. “Estamos construyendo un ecosistema salino del cual podemos extraer comida al mismo tiempo”, expresó Yanik Nyberg, fundador del proyecto, a Euronews Living.
Estas plantas salinas, llamadas halófitas, suelen nacer en aguas con un alto porcentaje de sal, como semidesiertos. Pueden ser consumidas o utilizadas como materia prima para cosméticos e incluso combustible. Además, protegen la zona en la que crecen de erosiones y absorben 30 veces más carbono que los bosques.
Mientras esto ocurre en Escocia, en los Países Bajos la Salt Farm Foundation ha comprobado que los cultivos de papa o de coles pueden soportar más sal de lo normal. Y lo mismo ocurre con tomates, zanahorias e incluso fresas.
Sin embargo, el desconocimiento de este mecanismo de siembra genera un rechazo a la agricultura salina. “Muchos granjeros e inclusos científicos tienen miedo de introducir una medida salina en la agricultura”, dice Presath Waverijn-Ravikumar, coordinador de este proyecto. Y convencerlos resulta un gran reto, pues su temor yace en arruinar su producción.
Romper estos paradigmas puede lograrse solo con unidad. Bajo el lema de “Cultivar, nutrir, preservar. Juntos”, el Día Mundial de la Alimentación de este año es un gran recordatorio de la necesidad de solidaridad en el mundo. Y también de reconocimiento a todos aquellos que plantan, cultivan, pescan y transportan los alimentos. Ellos son llamados por la FAO como #Héroesdelaalimentación.
Ya sea con agricultura salina, con nuevos modelos de siembra o con una mayor conciencia de lo que comemos y sus orígenes, todos podemos promover una mejor alimentación. Mucho más consciente, que ayude a que todos tengamos lo que necesitamos para sobrevivir, sin por ello dejar que otros sufran.