La contaminación en CDMX es alarmante. Pero hemos dejado pasar el tiempo sin hacer cambios para resolverlo. ¿Sabes lo que hay que hacer? Aquí te lo decimos.
No es extraño que haya contingencia ambiental en CDMX. Lo extraño, más bien, es tener un cielo azul y despejado. Diariamente nos enteramos, además, de incendios catastróficos que nos rompen el corazón. Y ni qué decir de cuando salimos a las calles: nos enfrentamos a un mar de tráfico que nos pone de mal humor, nos provoca dolor de cabeza y nos muestra que algo está mal.
Es una realidad innegable, desde hace décadas: CDMX sufre de altos niveles de contaminación, mismos que todos podemos verificar a diario en la página de IMECA, donde se presenta diariamente la calidad del aire. Pero, ¿qué provoca esto? ¿Hay manera de cambiarlo? Para descubrirlo, entrevistamos a Rodolfo Salinas, director de innovación y fundador de Natoure.org, una plataforma tecnológica disruptiva que busca promover la inclusión social y conservar la biodiversidad, a través del turismo sostenible.
Mientras Rodolfo estudiaba maestría en Ciencias en Desarrollo Sostenible en el Tecnológico de Monterrey, hizo un proyecto de modelado y simulación de calidad del aire de las dos ciudades más contaminadas del país, CDMX y Tijuana, junto con otros cinco estudiantes. A partir de esto, fue posible identificar qué es lo que mantiene la contaminación.
Fuentes móviles: la causa más conocida
De acuerdo con Rodolfo, los vehículos generan dos tipos de componentes: óxidos de azufre (SOX) y óxidos de nitrógeno (NOX). Son responsables del efecto invernadero e incluso de generar lluvia ácida. Esto aplica sobre todo a los vehículos viejos, no verificados o que transitan sin regulación alguna.
“Cerca del 82% de todas las emisiones de carbono en la Ciudad de México vienen solo del 33% de los habitantes que se me mueven en su propio coche”, dice. El problema es que, de acuerdo con el INEGI, hay 9,209,944 habitantes en la capital de país, y de estos, 47% tienen coche propio. ¿Te imaginas la cantidad de contaminación que esto genera a diario?
¿Qué ocurre con la contaminación vehicular en CMDX?
De acuerdo con la ONU, en el Valle de México las emisiones generadas por vehículos representan hasta un 60% de la contaminación total por partículas suspendidas gruesas (PM-10). Lo más grave es que en nuestro país, cada año mueren 14,700 personas a causa de enfermedades asociadas a la contaminación del aire. “Además del exceso de coches, hay que sumarle el tráfico, que provoca que los autos produzcan mayor cantidad de CO2 al estar detenidos por horas”, asegura Rodolfo.
Más allá de las medidas que se aplican en la Ciudad de México, como el «Doble hoy no circula», sería importante buscar otras medidas para reducir la contaminación por fuentes móviles en CDMX. Por ejemplo, incentivar una campaña para compartir coche —lo cual, desgraciadamente, en estos tiempos resulta complicado debido a la sana distancia que nos exige la pandemia—.
“La realidad es que la política de distribución de vialidades no está optimizada”, señala Rodolfo. Sería recomendable hacer vialidades reversibles en horas en las que la tendencia del tráfico va hacia un lado. Además, el experto recomienda que la iniciativa privada promueva horarios diferenciados para oficinas y escuelas —cuando abran—. “Si todo mundo entra a la misma hora se crean cuellos de botella. En cambio, si se escalan las horas de ingreso traería beneficios a la calidad del aire”.
La alternativa: el transporte público y las bicicletas
No todo está perdido. De acuerdo con el Censo 2020 del INEGI, 20% de las casas en la Ciudad de México cuentan con una bicicleta. Mientras más al centro de la ciudad vivan, la tendencia crece. Y sin duda, es un respiro para el Valle de México.
Otra opción a los coches particulares es que se incremente el uso del transporte público. “Una unidad de transporte público por persona genera 0.33 emisiones de CO2. Mientras que en transporte privado, la cifra sube a 1.52 PPM por persona”. Sin embargo, lo anterior resulta complicado debido a la ola de asaltos en la capital mexicana. “Dicen que los países más desarrollados no son donde cada rico tiene un auto, sino donde hasta los ricos andan en transporte público“, señala. Y aquí nos falta “un poco” para lograr lo anterior.
¿Pero, qué hay de los coches eléctricos? ¡Claro que son una opción creciente y conveniente! Pero aun cuando todos los vehículos de CDMX fueran así, la contaminación seguiría, nos dice Rodolfo. ¿Por qué? Te lo decimos.
Fábricas: también responsables de la contaminación de CDMX
En efecto, las fábricas también influyen en que nuestra maravillosa ciudad se encuentre llena de contaminación. “Estas industrias contribuyen a la calidad de aire en PPM y PPB. Se trata de polvo suspendido, eso que se ve gris en el cielo”, explica Rodolfo Salinas.
De acuerdo con datos de la Secretaría de medio ambiente local, el Valle de México se contamina a diario por 70 mil fábricas de diversas industrias, que incluyen la refinería de Tula (Hidalgo) y tres termoeléctricas. Sería necesario, entonces, sino es que urgente, una regulación correcta de todas estas industrias, que deberían reportar sus emisiones al gobierno y buscar prácticas más sostenibles para la fabricación de sus productos o, de lo contrario, ser clausuradas.
Falta de áreas verdes
Gracias a su capacidad de absorber carbono y de producir oxígeno, los árboles, conocidos como los “pulmones del planeta”, son indispensables para mantener el calentamiento global bajo control. Estos almacenan CO2 por medio de la fotosíntesis. Sin embargo, parte de la contaminación en CDMX corresponde a que cada vez hay menos áreas verdes, como lo indica Rodolfo: “De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, son necesarios 9.5 m2 de superficies verdes por persona. En CDMX tenemos nada más 5.3 m2. No tenemos suficientes áreas verdes para mantener este ciclo virtuoso que nos da oxígeno y nos ayuda a mantener la cantidad del aire”.
Esto, y la falta de humedad, resulta en un ambiente seco, que magnifica la mala calidad del aire, provoca dolores de cabeza y enfermedades respiratorias. Si a esto le añadimos los incendios, el problema aumenta. En tan solo cuatro meses, según datos de la Sedema, han ocurrido 888 incendios forestales en la Ciudad de México. Han afectado a un total de 4 mil 101 hectáreas, sobre todo en las alcaldías Tlalpan, Xochimilco y Milpa Alta.
“La gente provoca los incendios para expandir la frontera agropecuaria, así como para ir ganando terrenos para la ganadería o incluso para expandir la mancha urbana. Y también se quema mucho para caza; en Milpa Alta hay gente que va a cazar venado de cola blanca y queman los pastizales para acorralarlos”, narra Rodolfo.
Según la UNAM, los incendios forestales generan monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre y compuestos orgánicos volátiles (también llamados COV), los cuales gracias al viento llegan directamente al Valle de México y provocan la mala calidad del aire.
La calidad de los combustibles que utilizamos
Este año, la controversia por la Reforma energética en México ha sido enorme, debido a que restringirá el uso de energías renovables en el país cuando debería ser todo lo contrario, si consideramos que la calidad actual de los combustibles afecta directamente la contaminación de CDMX. “Los combustibles para los coches actuales contienen una gran cantidad de aditivos como plomo, azufre y nitrógeno. Además, el petróleo en México es bastante amargo, tiene mucho azufre. Eventualmente ese azufre se refina, pero México no tiene tecnología moderna para quitarlo y limpiarlo. Esto provoca que cuando la gasolina se quema en el motor de tu coche se convierta en óxido de azufre, un gas que sube y se mantiene en la atmósfera como un gas de efecto invernadero y, a veces, como lluvia ácida”, dice Rodolfo.
Otro componente presente en la gasolina mexicana es el dióxido de nitrógeno (NOX), que se inyecta al petróleo para poder extraerlo. En muchos países se hace lo mismo con gas natural, que contamina menos, pero en los años 80, se descubrió que el nitrógeno es más económico. “Cuando se quema la gasolina, se libera el NOX al medio ambiente, lo cual se transforma en ozono“.
Quedarse en casa también provoca contaminación en CDMX
Cuando nos quedamos en la casa, comenzamos a gastar más energía, que genera emisiones y contribuye a la mala calidad de aire. Cambiar lo anterior sí está en nuestra manos, al desconectar los electrodomésticos mientras no los utilizamos y además, al apagar las luces y aprovechar lo más que podamos la luz natural. “Tus acciones cuentan. Cuando tú haces algo, eres capaz de inspirar a que otros lo hagan”, asegura Rodolfo Salinas.
La CDMX es la segunda ciudad con más habitantes de México, así que otra de las posibles soluciones ante la contaminación que padece es descentralizarla y darle un respiro. Debido a la pandemia, la gente está buscando justo vivir en las afueras o incluso en otros estados para buscar una mayor calidad de vida.
“Ya nos dimos cuenta que el home office llegó para quedarse, y eso ha provocado que la gente busque otros sitios para vivir donde el metro cuadrado no esté tan disparado y exista una mayor calidad de vida. Esto podría hacer que la presión demográfica disminuye y haya un pequeño cambio reflejado en una mejor calidad del aire”, concluye Salinas.
La contaminación de CDMX, como puedes ver, depende de más de un factor, y nos compete a todos atender el problema. Depende de ello el futuro de nuestra hermosa ciudad, que merece nuestro esfuerzo y el del gobierno para rescatarla.
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