Este 2021 se cumplen 10 años del terremoto en Japón, que desató uno de los peores tsunamis de la historia y un accidente nuclear en Fukushima.
El 11 de marzo de 2011, Japón vivió una triple tragedia: un terremoto de 9 grados Richter, un tsunami que acabó con la vida de más de 125 mil personas y la explosión de la central nuclear de Fukushima. Han pasado 10 años desde entonces y el país parece haber aprendido no una, sino varias lecciones de la tragedia.
Todo comenzó con el peor terremoto que ha vivido Japón en toda su historia. Terremoto que provocó desastres en la costa este de la isla. La masa territorial se desplazó 2.4 metros hacia la costa y se hundió hasta 91 centímetros. Esto, debido al violento movimiento de las placas tectónicas.
Fue este mismo movimiento en las placas tectónicas lo que provocó olas de hasta 17 metros de altura, con un movimiento en el agua similares a los de las ondas que se forman cuando arrojamos una piedra al agua, pero con un movimiento y fuerza muy violentas.
Lo peor llegó 24 horas después del tsunami cuando, debido a la inundación de la central nuclear de Fukushima, el primer reactor perdió refrigeración. El reactor comenzó a sobrecalentarse y derritirse, y finalmente, provocó la explosión violenta del edificio.
El resultado: millones y millones de micropartículas radiactivas vertidas a la atmósfera. Japón clasificó la magnitud del desastre como 7, la más alta y sólo equiparable a la explosión nuclear de Chernóbil.
¿Qué lecciones aprendió Japón 10 años después del terremoto?
Los fenómenos naturales son impredecibles, pero el desastre siempre puede evitarse o al menos disminuirse con una adecuada prevención. Japón se encuentra en el medio de dos placas tectónicas debajo del Océano Pacífico, lo que convierte a la isla en una zona de múltiples terremotos (el más reciente, en febrero de este 2021).
Es por eso, y por muchas otras cosas, que cuando pensamos en Japón pensamos en un país resiliente, que ha sabido salir adelante pese a múltiples desastres y catástrofes. Sin embargo, aún hay cosas que el país asiático debe aprender. Y los efectos catastróficos del terremoto de 2011 son un buen ejemplo de ello.
Greenpeace y otras organizaciones han hecho un balance sobre las lecciones que Japón ha aprendido (o debe aprender) a 10 años de la catástrofe.
1. Invertir en tecnología antisísmica
Aunque el de 2011 fue uno de los terremotos más fuertes de los que se tienen registro a nivel mundial, la verdad es que los daños a estructuras debido al movimiento telúrico fueron menores. Esto significa que Japón ha aprendido mucho sobre tecnología antisísmica. Y, sobre todo, ha invertido en ella.
También lee: El tren bala en Japón que puede viajar durante un terremoto
2. La importancia de no subestimar los tsunamis
La central nuclear de Fukushima se encuentra en la costa Este, es decir, justo en la orilla del mar. Para protegerlo de posibles tsunamis, se construyó una barrera de cinco metros de alto para evitar que el agua del mar afectara la central.
Pero Japón subestimó el poder destructor de los tsunamis y el de 2011 provocó olas de hasta 17 metros de altura. Además, nunca antes se había visto tal velocidad y violencia en las olas. Aquí se abre un debate: ¿fue un evento realmente inesperado o fue negligencia por parte de la compañía nuclear? Más adelante volveremos a esto.
3. Combatir la corrupción
Recientemente, la Corte Suprema de Japón responsabilizó a TEPCO (la compañía propietaria de la central nuclear) y al propio gobierno japonés por negligencia.
Y es que, desde 1998 (13 años antes del terremoto), un empleado de TEPCO reportó algunas grietas en el edificio donde se encontraba el generador nuclear.
Al reportarlo, los ejecutivos de TEPCO le pidieron ocultar la evidencia y hacer caso omiso a la anomalía. Inconforme con la respuesta, el empleado decidió informarlo a los medios de comunicación, lo que provocó su despido.
En 2011, poco antes de la explosión, el diario The New York Times también documentó 17 demandas contra TEPCO por falta de seguridad en las instalaciones de la planta nuclear. El resultado hoy está claro: la corrupción y la negligencia provocaron uno de los peores desastres nucleares en la historia.
4. Luchar contra nuestros estigmas y xenofibia
En 1994, luego de la explosión de la planta nuclear en Chernóbil, las personas de esta ciudad vivieron una fuerte persecución y acoso por parte de otras personas tanto de Rusia como del resto del mundo. Había temor de que, al haber estado tan expuestas a la radiación, pudieran contaminar a otros.
Algo similar pasó en Japón tras el terremoto hace 10 años. La ciudad de Fukushima quedó inhabitable y el gobierno prohibió que la gente viviera en los próximos 20 kilómetros a la zona de desastre.
Los lugareños tuvieron que rehacer su vida en otras comunidades japonesas, no sin vivir en un constante acoso y discriminación. Oficialmente, nadie murió a consecuencia de la radiación, pero al menos 2,500 personas murieron por estrés, ansiedad o suicidio debido a este acoso selectivo.
5. La inviabilidad de la energía nuclear
El gobierno de Japón estima que la compensación por la explosión en Fukushima alcanzó los 198 mil 300 millones de dólares. Peor aún es la cantidad de residuos que se originaron luego de la demolición de la planta.
Estos residuos aun se encuentran apilados en cientos de miles de bolsas de plástico, sin que nadie sepa cómo deshacerse de ellos. Además, hay millones de litros de agua contaminada con radiación, contenidos en enormes tanques que el gobierno de Japón intenta verter al mar, entre protestas de diferentes organizaciones ambientalistas.
El terreno que antes ocupaba la planta nuclear hoy se utiliza para generar energías renovables. Pero, ¿será que esta iniciativa llegó demasiado tarde o aún está a tiempo Japón de revertir el daño de sus propias decisiones?
También te recomendamos: Japón apuesta por satélites de madera para eliminar basura espacial.