Las Ilusiones ópticas son fenómenos difíciles de creer. Pero cuando hay una cámara como testigo, las cosas son muy diferentes.
Algo difícil de creer para la mayoría de nosotros son las ilusiones ópticas, muchas veces debido a la falta de evidencias sobre ellas. Pero, ¿qué pasaría si pudieras captar fantasmas y otras visiones en fotografía?
Es exactamente lo que le pasó a la fotógrafa canadiense Simone Engels. Mientras enfocaba su lente en el paisaje de la costa de Vancouver, se sorprendió al ver una gran forma parecida a un iceberg.
En una entrevista que concedió a The Guardian, Engels, que también tiene estudios en geografía, se puso a pensar las posibles explicaciones. Sería muy difícil que un gran trozo de hielo hubiera bajado desde Alaska y pasado a través de estrechos y archipiélagos…
También, lógicamente, un pedazo de hielo de las magnitudes que estaba observando sería un hecho relevante, por lo que habría sido noticia local.
“Parecía tan real. Era una estructura tridimensional enorme, brillante. Fue muy extraño y estaba casi convencida de que realmente era un iceberg lo que estaba mirando”, dijo Engels al diario británico.
Entonces, Engels tomó su cámara y captó el bloque de hielo. Durante media hora siguió viendo el iceberg hasta que desapareció. Se trata sólo de una ilusión óptica. Pero lo que hizo a esta experiencia diferente es que el “iceberg fantasma” sí salió retratado en las fotografías.
¿A qué se debieron estas ilusiones ópticas?
Engels compartió la imagen en sus redes sociales con la esperanza de obtener una explicación. Al principio, la foto dejó perplejos a los habitantes de esa región en Vancouver, incluido un amigo suyo que se especializa en geomorfología del hielo.
La imagen pronto se volvió viral y Engels se enteró de que el misterioso iceberg era en realidad un espejismo, o bien, ilusiones ópticas.
Lo que la fotógrafa realmente estaba viendo era la cordillera de Cheam, en la parte continental de la Columbia Británica, a casi 200 km de distancia desde donde ella estaba.
Estas ilusiones ópticas fueron causadas por lo que se conoce como un “espejismo superior”, que se produce durante una inversión de temperatura: cuando una banda de aire caliente descansa sobre una capa de aire frío, desviando los rayos de luz hacia abajo.
Engels asegura haber visto espejismos en el área anteriormente, pero nada tan nítido y estable como la cordillera de esa tarde. Y, más aún, ninguno otro había podido ser captado por su cámara.
Lo que para sus ojos era el pico enorme de un iceberg en realidad eran las cimas nevadas de la cordillera, que reflejaban el sol en esa hora del atardecer.
Aunque esta experiencia de Engels ya tiene una explicación científica, nos quedamos con esas fascinantes imágenes captadas por su cámara. ¡Definitivamente parece un iceberg gigante!
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