No es fácil aceptar los malos momentos, lo que sí podemos ajustar poco a poco son nuestros sentimientos hasta convertirnos en una persona resiliente.
Sabemos que no es fácil adaptarse a los cambios o aceptar los malos momentos, pero sí podemos ajustar poco a poco nuestras emociones hasta convertirnos en una persona resiliente.
En el mundo existen dos tipos de personas ante los problemas o el estrés: los que se frustran, nublan su mirada y desean abandonar todo; y los que aceptan la pérdida, el dolor, la transformación, y deciden continuar con la mejor actitud para salir adelante.
Este último caso se trata de una persona resiliente, que según las definiciones psicológicas señalan que es aquel que tiene la capacidad de adaptarse a las situaciones adversas o traumáticas. Que van desde accidentes, separaciones o muerte de un familiar.
Pero la resiliencia no es un superpoder que sólo algunos afortunados poseen. Todos podemos ser resilientes, sin embargo, muchas veces esta virtud sale a flote cuando nos encontramos ante un escenario devastador.
De acuerdo con Psychology Today, para ser una persona resiliente no es necesario que algo “malo” nos pase, podemos serlo a través de 5 hábitos que nos prepararán para adaptarnos a las pérdidas. Aquí te los compartimos.
1. Contempla los dos lados de la moneda
Nos gusta ser positivos y pensar que todo saldrá a nuestro favor, pero cuidado, no siempre es así.
Ante una realidad como el diagnóstico de enfermedades o un posible ascenso en el trabajo, no basta con pensar que todo saldrá bien, también debemos contemplar los fracasos.
Las personas resilientes se caracterizan por premeditar que no todo en la vida estará a su favor, sino que además reflexionan sobre las cosas que podrían fallar para así tener un panorama más extenso sobre las distintas posibilidades.
Por ejemplo, si eres un gran empleado y por fin pedirás el ascenso que tanto mereces, no creas que obtendrás un sí a la primera. Piensa en que tu jefe podría rechazar tu propuesta y lo que harás ante esa respuesta.
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2. Dile adiós a la recompensa inmediata
Amamos ser recompensados por cualquier labor y que esta gratificación sea inmediata; sin embargo, buscar ese premio con pequeñas acciones podría interrumpir nuestro progreso y miras a obtener algo mejor.
En lugar de esforzarte por metas inmediatas, fíjate un gran objetivo que te lleve más tiempo y esfuerzo. Si lo cumples, la recompensa será aún mejor.
3. Valora los obstáculos que has vencido
Los obstáculos no son solo momentos de dolor, son grandes lecciones de vida que enfrentamos para ser lo que somos y conseguir lo que queremos.
Por eso es muy importante que de vez en cuando miremos hacia atrás y reflexionemos sobre las lecciones aprendidas. Todas esas barreras que hemos logrado vencer.
4. Tomas las decisiones con la cabeza fría
Somos humanos y es normal tener altibajos en el día, sin embargo, hay que evitar concentrar toda nuestra energía y atención en ellos.
Además, es importante evitar tomar decisiones durante estos altibajos emocionales.
5. Cuestiona siempre tus acciones
Así como tenemos altibajos, también podemos pasar por momentos en los que nos odiamos, ya sea por tomar una mala decisión o por hacer o decir algo que no debíamos; pero ante estas circunstancias lo mejor es no alimentar nuestro dolor golpeándonos psicológicamente.
Si fracasas en el día, antes de culparte o insultarte, mantén un diálogo contigo donde reflexiones sobre lo ocurrido. Anímate y mantente positivo.
¿Estás listo para ser una persona resiliente?
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