Adorados por muchos odiados por otros, los gatos son animales independientes y con los instintos muy marcados, pero ¿aman las caricias? Aquí te lo contamos.
Aunque los gatos han convivido con los humanos desde hace siglos, aún son animales difíciles de domesticar y que tienen sus instintos muy marcados, sobre todo el de la cacería.
Los gatos, en comparación con los perros, pueden desarrollar una menor dependencia con los humanos e incluso, alejarse de otros miembros de su misma especie, ya que prefieren estar solos.
Pero, al ser animales tan independientes e instintivos, cómo sabemos si aman nuestra compañía o mejor aún, cómo estamos seguros de que sienten amor con nuestras caricias y muestras de afecto.
Esa misma pregunta se la hicieron unos investigadores y estos fueron los resultados.
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¿Los gatos aman las caricias?
Investigadores de la Universidad de Lincoln, en el Reino Unido; la Universidad de Sao Paulo en Brasil y la Universidad de Medicina Veterinaria, en Austria, encontraron que las caricias pueden generar mucho estrés en los gatos cuando estos no están acostumbrados o reciben amor de más.
Según los investigadores, los gatos sí son capaces de percibir el cariño y tolerar ser acariciados, pero si estas muestras de amor se prolongan o se hacen diario podrían generar mucho estrés en los animales.
Debido a que los gatos no han sido tan domesticados como los perros, su tolerancia al tacto humano podría ser no muy agradable para ellos. Sí, por eso huyen de ti.
¿Cómo sé si mi gato está cómodo con las caricias?
Por lo regular, los gatos que crecen con los humanos pueden tolerar un poco más las caricias que aquellos que no crecieron en compañía del hombre.
Sin embargo existen algunas señales infalibles que pueden revelarte si tu gatito está disfrutando de las caricias o no.
Cuando un gato está contento con que lo toques, mantendrá su cola erguida y se acercará a ti para mantener el contacto.
También empezará a ronronear y te amasará con sus patitas para sentirse más cómodo.
Otra señal de que lo disfruta es que empezará a mover su cola de un lado al otro, incluso, te empujará suavemente para que lo toques.
En cambio, si tu gato ya no quiere que lo acaricies, entonces se empezará a mover y a ocultar la cabeza.
También sacudirá la cabeza, comenzará a parpadear mucho, se lamerá la nariz y la piel se erizará.
Los gatos -a su manera- sí aman las caricias, pero tienes que reconocer cuando ya no quiera que los toquen.
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