Fetiches: ¿cuál es el origen de nuestras fantasías sexuales?

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Fetiches: ¿cuál es el origen de nuestras fantasías sexuales?

Pocos sabemos cuál es el verdadero origen de los fetiches. Por ello, te contamos todo sobre este aspecto de nuestras fantasías sexuales.

Las fantasías sexuales forman parte de la naturaleza del ser humano: así como tenemos sueños y otros pensamientos, nuestro cerebro da origen a fetiches e ideas que nos pueden resultar divertidas, fascinantes y hasta excitantes.

A estos pensamientos relacionados con el deseo sexual se les conoce como parafilias, o popularmente llamados fetiches. Un fetiche es, por lo tanto, una suma de ideas, conceptos y asociaciones que nace en nuestra mente.

El término del fetiche originalmente representaba algo negativo. En siglo XVIII, los europeos introdujeron los términos ‘fetichismo’ y ‘fetiche’ para señalar las prácticas de las tribus de África occidental. Se deriva de un término portugués llamado ‘feitiço’, que hace referencia a un objeto mágico o religioso, algo así como un amuleto o talismán.

Hoy, desde la psicología se define un fetiche como un objeto, una parte del cuerpo o una situación muy concreta que inspira algún tipo de atracción sexual a alguien.

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¿Cuál es el origen de los fetiches y las fantasías sexuales?

En nuestros cerebros hay una serie de procesos cognitivos muy complejos, en los cuales participan nuestras emociones y nuestras experiencias sensoriales (aquello que nos ha resultado placentero o desagradable).

Así, puede ser que en algún momento de tu vida, cuando se empezó a desarrollar tu sexualidad como ser humano, intervinieron experiencias, aprendizajes y disfrutes que fueron dando vida a tus fantasías.

Más adelante, cuando el ser humano comienza a explorar su sexualidad (en lo individual o en pareja), estas pequeñas ideas que se fueron tejiendo en nuestro cerebro pueden salir a flote. En ocasiones, se refuerzan. Y otras veces simplemente se desechan, cambian o incluso sirven de material para nuevas fantasías.

No hay una explicación exacta de por qué tenemos fantasías sexuales, ni de cuál es el origen de nuestros fetiches, ya que todo se debe a experiencias de vida particulares.

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¿Los fetiches son normales o son perversiones?

Hay gente que realmente se asusta de sus propias fantasías sexuales: ¿es normal que me exciten los pies? ¿Es normal fantasear con algún objeto puntiagudo? ¿Por qué hay personas que se excitan con la idea de ponerse un pañal y actuar como bebés?

Definitivamente, hay fetiches más comunes que otros. El más común, según una encuesta de Yahoo de 2018, es que nos exciten los pies. O al menos eso respondió el 47% de los encuestados.

Otros muy comunes son fantasear con estar con más de una persona a la vez, oler zapatos, usar prendas de cuero o incluso el famoso Golden shower (que una persona nos orine encima).

El simple hecho de nombrar nuestras fantasías puede ser motivo de escándalo, empezando por nosotros mismos. El debate sobre si el fetichismo sexual es algo bueno o malo, es decir, si implica o no un trastorno psicopatológico, es bastante extendido.

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Pero, al igual que sucede con cualquier otra parafilia, no se considera un trastorno ni problema psicológico el fetichismo, siempre y cuando no se dañe a otras personas, ni implique un deterioro cognitivo, social, laboral y emocional en la persona.

¿Por qué las fantasías sexuales están mal vistas?

Tradicionalmente se ha visto el fetichismo como un trastorno, entendido como la atracción sexual anómala hacia un determinado objeto o elemento. La lógica detrás de esta idea es que, como se sale de la norma, tiene que ser, por necesidad, patológico.

Sin embargo, se ha superado esta idea y, de hecho, se considera que lo normal es que las personas tengan algún tipo de fetichismo. Cualquiera puede tener un cierto grado de excitación fetichista, saliéndose de lo que se consideraría como sexo “normal”, sin tener un trastorno fetichista.

El fetichismo se considera un trastorno en caso de que la persona dependa por completo de su fetiche para tener una respuesta sexual. Por ejemplo, una persona que tiene un fetichismo con los zapatos de tacón, si solo se excita ante la presencia de este tipo de calzado sin fijarse en la persona que los lleva, tiene un problema.

También, es importante no normalizar conductas que pongan en riesgo nuestras vidas o la de alguien más, incluida la de los animales o menores de edad.

En estos casos (que son minoría) siempre será importante la asesoría profesional de psicólogos y psiquiatras para saber si esas fantasías están enmascarando un tema patológico.

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