El alpinismo es uno de los deportes más arriesgados, que exigen mucha dedicación, por ello hoy homenajeamos a los primeros en llegar a la cima del Everest.
Todos sabemos que el Everest es la montaña más alta del mundo con 8,848 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, pocos saben quiénes fueron las dos primeras personas que conquistaron la cima.
Se trata de Tenzing Norgay Sherpa y Edmund Hillary, quienes un día como hoy 29 de mayo, pero de 1953 subieron por la cara sur de la montaña. Sorteando a su paso, toboganes de nieve y rocas sueltas, que caían a plomo cientos de metros.
Nada los detuvo y continuaron con energía, ladera arriba, con la confianza en aumento y la adrenalina a tope que los obligaba a seguir sin descanso.
“Mi experiencia me avisaba que la ladera era extremadamente peligrosa. Pero al mismo tiempo me decía a mí mismo: ‘Ed, chico, es el Everest’, tienes que poner un poco más de empeño”, publicó Edmund en el libro Mi Camino al Everest.
A decir de esta crónica, cuidadosamente escalaron, atravesando algunos resaltes y hundiendo el piolet en la nieve de la cresta, a pesar del cansancio y los nervios tensos, sabían que unos peldaños más y estarían en la cumbre del Everest.
“Era la primera vez en toda la expedición que yo realmente sabía que íbamos a llegar a la cumbre. Tendría que ser muy duro pararse ahora, pensaba. Pero no podía ignorar todo ese sentimiento de asombro y milagro por haber sido capaz de subir, con semejante dificultad, a 8,700 metros, aún con oxígeno”, contaba Edmund Hillary en el libro.
Mi camino al Everest: una historia que vale la pena recordar
Mi Camino al Everest es su autobiografía, y en ella narra a detalle sus inicios como apicultor en Inglaterra, hasta su histórica conquista del Everest realizada en 1953. Junto con Tenzing Norgay, acompañados por 12 escaladores, 40 guías sherpas y 700 porteadores. La expedición iba cargada con 7 toneladas de materiales.
Tras el logro de estos dos hombres, la japonesa Junko Tabei en 1975, fue la primera mujer en llegar a la cima de la montaña. Y apenas a sus 10 años ya había logrado ascender al monte Nasu, un volcá al norte de su país.
Tabei cuenta que durante su excursión al Everest, una avalancha golpeó a ella y a su equipo dejándolos atrapados en la nieve. Y a pesar de que perdió el conocimiento 20 minutos, al despertar decidió continuar la expedición. Doce días después del incidente, Junk Tabei llegaba a la punta de la montaña.
Finalmente ¿sabes de dónde viene el nombre de esta montaña? Lo bautizaron como Everest en 1865 para honrar al coronel británico Sir George Bestin Everest, topógrafo que falleció un año después, sin poder verla.
Hazañas como estas, son un claro ejemplo de constancia y disciplina; y de que la palabra rendirse no tiene cabida en estos tiempos, ni nunca.
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