En medio de la amenaza al elefante africano, un estudio recabó información histórica sobre sus hábitos, a fin de proteger a estos animales.
El cambio climático está modificando el comportamiento de miles de especies animales, incluido el del elefante africano. Este animal se encuentra en riesgo por múltiples motivos, pero los biólogos creen que estudiar su comportamiento puede ser una guía para salvarlos.
La investigadora Joyce Poole y sus colaboradores han recopilado importantes conocimientos sobre el comportamiento del elefante africano: su sexualidad, su vida familiar, sus estilos de alimentación, la vida social y las estrategias de comunicación de los elefantes.
Por ejemplo, gracias a este estudio hoy sabemos que pueden mantenerse en contacto con compañeros distantes a través de señales sonoras profundas y de baja frecuencia que los humanos apenas podemos oír.
Poole pasó decenas de miles de horas en el campo, observando, rastreando y analizando elefantes salvajes. Ahora, Poole y su esposo Petter Granli han reunido los frutos de su trabajo de campo en una vasta base de datos llamada Etograma del elefante: una biblioteca sobre la conducta del elefante africano.
El estudio se publicó en mayo por la organización ElephantVoices. Nos ofrece un compendio detallado de los tipos y fonemas básicos del comportamiento de los elefantes, como el ondulamiento de sus orejas, los movimientos de cabeza, entre muchos otros.
La biblioteca de datos, que sigue creciendo, describe cerca de 500 comportamientos y 100 conjuntos de actitudes en diversos contextos. Y todo esto es posible gracias a la tecnología big data, que permite almacenar y procesar cientos de miles de datos.
La importancia de estudiar al elefante africano
Daniela Hedwig, investigadora asociada del Elephants Listening Project de la Universidad de Cornell que estudia a los elefantes de bosque, dijo que “los elefantes africanos pueden ser un sistema de estudio genial para la evolución de sistemas complejos de comunicación, incluyendo nuestro propio lenguaje”.
El etograma se basa en estudios de tres poblaciones de elefantes; dos en Kenia, en el Parque Nacional Amboseli y la reserva Masái Mara, y el tercero en el Parque Nacional Gorongosa de Mozambique, para un total de aproximadamente 6000 elefantes.
Los distintos grupos muestran una serie de idiosincrasias culturales. En Masái Mara, por ejemplo, algunos elefantes pasan una decena de minutos seguidos parados tranquilamente sobre un arbusto.
Y aunque ya se han compilado etogramas de diversos niveles de rigurosidad para otras especies, lo que hace que el nuevo etograma del elefante sea excepcional es la inclusión de más de 3000 archivos de audio y video que ilustran las descripciones escritas.
“Es un logro científico increíble y un maravilloso aporte a nuestro conocimiento”, dijo Cynthia Moss, fundadora del Fondo Amboseli para Elefantes y otra autoridad en la materia. “Tener todas las posturas, gestos, vocalizaciones y señales mostradas y explicadas en un mismo lugar… no conozco nada parecido”.
Una especie en peligro de extinción
El etograma enciclopédico se publica en medio de una crisis poblacional de elefantes salvajes de África. Existen dos tipos de elefantes africanos: los elefantes de sabana (de los que habla el etograma) y el elefante de bosque, que es más pequeño, raro y elusivo.
Ambos están clasificados actualmente como especies en peligro de extinción, sobre todo el elefante de bosque, que se clasifica en estado crítico. En 1913, se calculaba que había 10 millones de elefantes en todo el continente africano. Hoy, sólo quedan unos 400 mil.
Los elefantes siguen siendo masacrados por sus magníficos colmillos, que se mutilan para utilizalos como marfil en un sinfin de productos; como tableros de ajedrez, o simplemente para exhibirse en las salas de gente poderosa.
Sin embargo, la amenaza más grave es la pérdida de hábitat y los enfrentamientos con humanos por el acceso a la tierra y el agua. Los biólogos de elefantes sostienen que cuanto más comprendamos la mentalidad de los elefantes, mayores serán las probabilidades de mantenerlos con vida.
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