Efecto Bad Bunny: 5 claves para entender el éxito del cantante latino

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Efecto Bad Bunny: 5 claves para entender el éxito del cantante latino

¿Quién no reconoce ese gritito “Bad Bunny, yei, yei” en sus canciones? Este es el efecto Bad Bunny, algo pocas veces visto en la música latina.

Bad Bunny por aquí, Bad Bunny por allá: parece ser que el mundo pop no habla de otra cosa. Para bien o para mal, estamos frente a un fenómeno imparable: el ascenso de una estrella de la música en español a niveles nunca antes vistos.

Teníamos a Shakira, a Jennifer Lopez, incluso a estrellas como Cristina Aguilera. Pero lo que está pasando con el reguetón y con el trap en español no tiene comparaciones históricas, tal vez porque antes no existían las redes sociales y la viralidad de la música streaming. Sea por lo que sea, Bad Bunny ¡la está rompiendo!

Pero, a pesar de su éxito y de ser el artista en español más escuchado a nivel mundial, todavía hay quienes se preguntan: ¿y ese quién es? Bad Bunny (cuyo nombre real es Benito Martínez Ocasio) surgió como una revelación puertorriqueña del reguetón, y aunque aprovechó esta oleada para darse a conocer, hoy su música se mueve por caminos muy diferentes.

A veces trap, a veces bachata, en otras ocasiones rock e incluso jazz, la música de Bad Bunny tiene siempre un sello muy singular: sus letras, que a muchos les parecen básicas, incluso obscenas, pero que logran conectar con millones de personas de todo el mundo.

Recientemente, el cantante y productor de 26 años se presentó en Coachella. Ha logrado agotar estadios enteros en cuestión de horas, algo que antes solo veíamos posible con artistas del tamaño de Michael Jackson. En México, por ejemplo, un boleto puede revenderse hasta en 3 millones de pesos (unos 150 mil dólares).

¿Cómo es que llegamos a este momento de la historia en el que un cantante con solo 5 álbumes (tres de ellos lanzados en 2020) sea uno de los fenómenos latinos de ahora y para la posteridad?

Aquí las claves para entender el éxito de Bad Bunny

1. El golpe de suerte

Es imposible no pensar que, detrás del éxito descomunal de un artista, siempre hay algo de suerte. Más allá del talento que una persona tenga, hay un momento en que las cosas se conjugan a favor.

En el caso de Bad Bunny (o mejor dicho, Benito) era un joven que trabajaba como cajero en un supermercado y en sus ratos libres subía canciones a la plataforma SoundCloud.

Ahí, según él mismo ha contado, lo contactó el productor puertorriqueño Noah Assad, quien le propone ser su representante. Y así, el primer éxito de Bad Bunny fue al lado de artistas ya consagrados en la escena urbana como Farruko y Ozuna.

Si tu patadita de la suerte te la dan artistas mundiales de ese tamaño, ¿cómo no esperar que lo que venga a continuación sea igual de grande?

2. Su perseverancia

Por supuesto, golpes de suerte hay muchos: lo difícil es lograr mantenerse. Y eso es lo que ha hecho Bad Bunny desde entonces, lo que nos dice que es un artista que siempre supo lo que quiso: llegar muy, muy lejos.

Si algo podemos ver de Bad Bunny es que siempre ha sabido acomodarse bien en las tendencias de la música pop. Si bien empezó con el trap (un género que todavía no explotaba tanto en Latinoamérica), después supo moverse hacia otras tendencias de la mano de colaboraciones, como la que hizo con Cardi B en “I Like It” o “M.I.A” con Drake.

Pero Bad Bunny ha dicho que esta forma de moverse hacia la cima no fue calculada, sino intuitiva. Según él, siempre ha sabido adivinar el camino correcto. Si esto es cierto o no, no lo sabremos. Lo que sí sabemos es que no cualquier artista latino llega tan lejos como lo ha hecho él.

3. El irreverente estilo de Bad Bunny

Alguien que titula su álbum Yo hago lo que me da la gana es porque, desde antes de que suene la primera canción, ya anuncia que su música puede ser irreverente, incluso grosera, pero eso sí: muy original.

Es esta desfachatez la que ha hecho que las canciones de Bad Bunny conecten tanto con la gente. En una industria musical tan prefabricada, el nuevo mainstream es la frescura y la espontaneidad.

4. Su voz

Quizás lo más identificable del estilo de Bad Bunny es su voz, motivo de su éxito y del odio hacia él en partes iguales. Aceptémoslo: esa forma de cantar, que a muchos podría parecerles abominable, es única y muy reconocible.

Cuando estás abriéndote camino en un medio híper saturado de artistas y de canciones, necesitas algo que te haga destacar. La voz de Bad Bunny es única y cuenta con elementos estéticos suficientes para que, cada vez que suene en la radio, alguien diga: ¡es Bad Bunny!

Sí, Bad Bunny no es el gran cantante, ni tiene la gran voz. Pero a estas alturas, ya deberíamos saber que una voz de soprano no es requisito para ser un músico formidable. Superémoslo ya.

5. Formar parte del nuevo ‘American Dream’

Una de las grandes críticas que se le han hecho a Benito es su discurso elitista de “el pobre es pobre porque quiere”, que en palabras suyas suena algo así como “si yo he llegado lejos, los demás también pueden”.

Esto, que algunos críticos musicales llaman el “nuevo American Dream” (ese que ahora busca explotar el éxito de las minorías), le ha permitido a Bad Bunny abrirse paso en Estados Unidos, un mercado que lo catapultó a todo el mundo. Y al mismo tiempo, le permitió conectar con su público latino: si él pudo, yo también.

Y ojo, no estamos restándole mérito a su carrera. Al contrario: podrá o no gustarnos la música de este joven puertorriqueño, pero está claro que tiene múltiples talentos que lo han llevado a ser el artista más escuchado en plataformas como Spotify. Y eso no cualquiera lo logra.

Podríamos seguir elaborando teorías sobre el éxito de Bad Bunny, incluso mencionar otros aspectos que lo han hecho icónico (como su vestimenta casi andrógina o su estilo que se aleja del macho alfa con cara de malo), pero lo único que habría de cierto en todo esto es que Bad Bunny ha sabido abrirse paso de la forma más inteligente posible: siendo auténtico.

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