De problema a solución: el plástico ahora puede alimentar microorganismos

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De problema a solución: el plástico ahora puede alimentar microorganismos

Científicos australianos logran transformar el plástico en alimento para microorganismos. El avance impulsa bioplásticos biodegradables, reduce residuos y abre la puerta a una economía circular más sostenible.

El plástico se consolidó como uno de los mayores desafíos ambientales de nuestro tiempo. Cada año, el mundo produce más de 400 millones de toneladas de plástico, y menos del 10% se recicla de forma efectiva, según la ONU. El resto termina en vertederos, ríos u océanos. Frente a este panorama, la ciencia busca caminos innovadores. Y uno de los más sorprendentes llega desde Australia: convertir el plástico en alimento para microorganismos.

Microbios australianos que crean bioplásticos

Investigadores de la Murdoch University y el organismo científico CSIRO aislaron microorganismos locales capaces de transformar residuos plásticos en bioplásticos. Estos nuevos materiales se descomponen por completo en la tierra, el agua dulce y hasta en el mar. La innovación no solo reduce la acumulación de desechos, sino que también abre una puerta a la economía circular, donde el plástico deja de ser basura para convertirse en recurso.

En esta misma línea, la startup VEnvirotech, con sede en España, trabaja en transformar residuos orgánicos en bioplásticos biodegradables mediante bacterias. Su sistema, llamado VE-Box, ya se prueba en industrias como una cervecera de Murcia, donde las bacterias convierten los desechos en un polímero natural (PHA) que se degrada en pocos meses. Esta iniciativa demuestra que la biotecnología puede cerrar el ciclo: lo que antes era un problema de contaminación se convierte en una materia prima valiosa para empaques y productos sostenibles.

Hongos que digieren plásticos difíciles

El avance australiano se suma a otros hallazgos inspiradores. En 2023, científicos de la Universidad de Sídney demostraron que dos hongos, Aspergillus terreus y Engyodontium album, pueden degradar polipropileno, uno de los plásticos más resistentes y difíciles de reciclar. Los resultados son prometedores: los hongos redujeron entre un 25% y un 27% del material en solo 90 días de laboratorio.

Bacterias que convierten el plástico en energía

Además de hongos y microbios australianos, la ciencia explora bacterias como Comamonas testosteroni. Estas bacterias no solo degradan el plástico, sino que también lo usan como alimento. Primero lo fragmentan en partículas más pequeñas, luego lo procesan y finalmente lo aprovechan como fuente de carbono para crecer. Este ciclo biológico muestra que el plástico puede reintegrarse en procesos naturales en lugar de convertirse en desecho eterno.

Un cambio de mirada hacia el plástico

Lo más poderoso de esta innovación es que cambia la manera en que vemos al plástico. Ya no es solo un residuo tóxico que invade océanos y rellenos sanitarios. Ahora puede convertirse en materia prima biológica que alimenta microorganismos, genera nuevos materiales y fortalece la sostenibilidad.

El reto es escalar estas soluciones y aplicarlas a nivel industrial. Pero los primeros pasos son claros: la ciencia está demostrando que un futuro donde el plástico se reintegra a la naturaleza no solo es posible, sino necesario.

Cerrar el círculo: de residuo a recurso

Transformar plástico en alimento para microorganismos no es solo un hallazgo científico. Es un mensaje de esperanza. Significa que lo que hoy contamina puede mañana alimentar vida y generar valor. Con innovación, colaboración y voluntad, la economía circular deja de ser teoría y se convierte en una realidad tangible. El plástico puede dejar de ser basura y convertirse en vida. La ciencia ya lo está logrando.

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