Con solo dos años en el mercado, Ojo de Tigre, el mezcal de Luis Gerardo Méndez, pronto estará en las vitrinas de todo el mundo.
Mezcal Ojo de Tigre nos tiene muy contentos a todos, pues además de haber apoyado a la industria restaurantera durante la crisis de Covid-19, representa el trabajo de miles de artesanos mezcaleros que ponen el alto el nombre de México. Así, con solo dos años en el mercado, el mezcal de Luis Gerardo Méndez pronto estará en las vitrinas de todo el mundo. Para tener el mismo éxito que se ha logrado a nivel nacional, la firma se ha aliado con un gigante de las bebidas destiladas, Pernod Ricard.
“Los orígenes únicos, la producción responsable y el sabor único de Ojo de Tigre contribuyen a su fuerte atractivo para los consumidores. Confiamos en que sera una colaboración exitosa hacia el desarrollo continuo de la marca”, explicó vía comunicado Alexandre Ricard.
La expansión de este mezcal sustentable primero comenzará en Estados Unidos debido a la proximidad que existe con México, para dar el salto después a Europa y lograr así atraer a nuevos consumidores en diferentes países. Al ser un mezcal de sabor suave, dulce y herbal y que puede consumirse derecho o en coctelería, el éxito está más que garantizado.
Cómo logran un mezcal premium sustentable
Para la creación de Ojo de Tigre se utilizan dos variedades de agave sustentable. Espadín (angustifolia), proveniente del estado de Oaxaca, y Tobalá (potatorum) que se genera en el estado de Puebla.
Es importante destacar que durante el proceso de jima y molienda se mantienen las tradiciones de cada una de las regiones de donde proviene el mezcal. De esta manera, la autenticidad es superior.
El siguiente paso en la realización de Ojo de Tigre es la coción. Al ser coción artesanal, se hace en un horno cónico de piedra. Lo que implica abrir un hueco en la tierra de forma cónica hacia abajo, que se llena de madera. Es importante señalar aquí que toda la madera proviene de aserraderos sustentables.
Después, es tiempo de fermentarlo en tinas elaboradas con madera sustentable. El proceso se le conoce como fermentación natural o salvaje. Esto se debe a que las levaduras que fermentan solo están en el medio ambiente y éstas van a comerse el azúcar para transformarlo en alcohol.
Para terminar, se destila dos veces en pequeños alambiques de cobre y se envasa en botellas de cristal que recuerdan a las anforitas de antaño, logrando así un bonito guiño al pasado. ¡Estamos orgullosos de Luis Gerardo Méndez!