Biophilia es, quizás, el álbum más arriesgado de Björk. En él, captura los sonidos del universo y los mezcla en canciones hipnóticas y celestiales.
Esta semana se cumplen 10 años del lanzamiento de Biophilia, el álbum de Björk que inició una nueva etapa musical de la artista islandesa. Una etapa más experimental, más rara, pero también más orgánica al hacer música.
Biophilia es un homenaje al cosmos de principio a fin, comenzando por la portada en la que la misma Björk simula ser una nebulosa, con esa peluca naranja que se va fundiendo en la profundidad del negro. Aunque hay quienes dicen que es, más bien, la lava de un volcán.
Los títulos de las canciones también hacen referencia a elementos cósmicos, como “Crystalline” (que habla sobre los cristales lunares), “Cosmogony”, “Moon” y “Dark Matter”, entre otros.
Pero lo más interesante de esta producción musical es que, para darle ese sonido tan mágico al disco, Björk trabajó con astrónomos y físicos que pudieron capturar algunos sonidos reales del espacio exterior. Por ejemplo, por medio de tecnologías harto complejas, se pudo recrear cómo sonaría el movimiento de traslación de la Tierra en el Universo.
Los sonidos de Biophilia
Otros sonidos fueron imposibles de captar, pero sí se intentaron recrear con instrumentos nunca antes utilizados en una producción musical, como la bobina de Tesla, que retumba como un rayo eléctrico en “Thunderbolt”.
El equipo de Björk también desarrolló un instrumento llamado “gameleste”, que es una mezcla entre un gamelán (un ensamble de instrumentos de viento y cuerdas tradicional de Indonesia) y una celesta (de forma similar a un piano), y que por medio de un iPad se utiliza para recrear un sonido como de cristales lunares tintineando.
También, se creó un grupo de péndulos que, al rozarse, crean patrones de sonido que trasladan el movimiento de la Tierra a un arpa.
Todos estos instrumentos fueron llevados al escenario en cada presentación en vivo, pues la misma Björk siempre supo que este álbum sería mejor apreciado en vivo que grabado.
Björk declaró en alguna ocasión que Biophilia responde a la pregunta: ¿dónde se unen la naturaleza, la música y la tecnología? Y la respuesta se materializó en este álbum de 10 pistas.
Biophilia, la faceta más tecnológica de Björk
Björk es sinónimo de romper los moldes de la música, desde su álbum Debut, en 1992. Con Medulla (2004) por ejemplo, creó toda una composición utilizando primordialmente voces y sólo un piano en dos canciones, sin ningún otro instrumento.
Con Biophilia, Björk se atrevió a dar un salto al vacío y crear ella misma sus propios instrumentos musicales para crear un disco que no sonara, literalmente, a nada más en el universo.
Desde la concepción del álbum, la artista supo que sería un proyecto arriesgado y costoso. Todo el álbum se mezcló desde un iPad (recordemos que por aquél entonces eran una novedad tecnológica) y, de hecho, se presentó acompañado de una app interactiva llamada SolarSystem.
Quienes recuerden haberla utilizado, podías crear sonidos mezclando diferentes puntos de una enorme constelación de estrellas y planetas. Toda una experiencia hipnótica y vanguardista incluso hoy en día.
Quizás musicalmente el disco no atrapó a muchos seguidores, por mostrar un sonido tan rompedor y totalmente alejado de la melodiosidad de sus anteriores trabajos. Pero la crítica se puso de pie ante la disrupción de Björk y su Biophilia.
Siempre rodeándose de los más talentosos
Los videos tanto de la app SolarSystem como los cuatro videos musicales que funcionaron como sencillos fueron dirigidos y producidos por Michel Gondry, viejo amigo de Björk y reconocido en el cine por películas como Eterno resplandor de una mente sin recuerdos.
Para quienes escuchen el álbum por primera vez, sentirán un sonido bastante hipnótico, incluso relajante. Precisamente es ese el efecto queBjörk quiso causar: trasladarnos de un planeta a otro, en el vacío ensordecedor del universo.
Es increíble que ya hayan pasado 10 años de Biophilia, un disco que marcó la carrera de Björk como un paso difícil hacia la madurez musical. Y que, al mismo tiempo, logró reinventar su propio nombre para convertirlo en leyenda.
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