Las videollamadas se han convertido en parte de nuestro nuevo normal. Pero, ¿qué efectos tiene en nosotros y cómo podemos lidiar con ellas?
Es muy común realizar reuniones por videollamada ante el confinamiento por coronavirus. En ellas, miramos de cerca y durante largos periodos a los asistentes, la presión se hace presente cuando sentimos que debimos arreglarnos y salir de la comodidad ya habitual de permanecer en casa.
Algunas personas sienten que el esfuerzo por parecer más interesadas o el constante contacto visual resulta agotador. Pero ¿por qué representan mayor presión las juntas online que las juntas presenciales?
Las reuniones cara a cara son algo habitual de la oficina, son situaciones con las que estamos acostumbrados a lidiar. También son mecanismos para comunicarnos entre compañeros o socios, podemos recibir información de formas no verbales. A diferencia, las reuniones online aumentan nuestra carga cognitiva pues varias de sus características ocupan una parte importante de nuestra capacidad consciente.
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Cada vez son más los especialistas que alertan del estrés y angustia que puede generar una reunión virtual, ya sea por el gran número de encuentros, la duración de los mismos o algunos otros factores que te contamos a continuación.
En una videollamada, necesitamos poner más atención para procesar todas las señales no verbales. Nuestras mentes están en el mismo canal pero nuestros cuerpos sienten que no es así, esto es lo que hace que tengamos sentimientos conflictivos.
Mirar nuestro propio rostro también puede resultar agobiante. La capacidad de vernos a nosotros mismos, de observar nuestras expresiones faciales, ya sea enojo o disgusto, nos puede llevar a un momento de estrés, incluso mayor que cuando vemos a alguien más en la misma situación.
El silencio en una reunión en línea puede provocar ansiedad por la tecnología. Un retraso en contestar puede hacer que las personas perciban distancia o una forma menos amistosa de hablar. Cerrar o abrir el micrófono o el ruido de fondo regularmente hacen que la reunión no fluya adecuadamente.
¿Cómo lidiar con el estrés de las videollamadas?
El new normal nos obligará a seguir trabajando de esta forma, las videollamadas serán parte de esta nueva forma de desempeñar nuestro trabajo.
Considera si la reunión se debe llevar a cabo. Algunas veces puedes echar mano de otras plataformas para compartir información y documentos, así como opiniones y puntos de vista.
Tenemos que aprender a decir que no. No todo mundo se adapta de la noche a la mañana, y tenemos que poner especial atención al autocuidado.
Puedes posponer la videollamada hasta que te sientas listo. Acuerda un número de reuniones que te permitirás por semana. Encontrar un equilibrio te permitirá tener una estabilidad emocional.