Una de las claves para tener una vejez digna es no sentir que estás ‘viejo’, sino que creerte que eres una persona más joven. Te decimos por qué.
¿A qué edad se está viejo? La respuesta es muy relativa, y es por eso que hay muchas personas que, aunque rebasen los 60 o 70 años, se sienten mucho más jóvenes de lo que son. ¿Y si te dijéramos que esa es una de las claves para tener una vejez digna?
En una encuesta online que se hizo con medio millón de personas en 2018, los participantes que estaban en sus 20 años contestaron que la vejez empezaba a los 60 años. Curiosamente, los mayores de 65 creen que la vejez comienza pasados los 70 años.
Por un lado, los jóvenes tienen una noción muy lejana de qué significa ser viejo. Y los viejos buscan la forma de tener una vejez digna pensando que aún les queda juventud por delante. ¡Es totalmente natural e incluso deseable!
Creernos más jóvenes de lo que somos significa que, en el fondo, nos oponemos a la idea de ser frágiles, sedentarios, enfermos y hasta una carga para la sociedad. Todos ellos estereotipos de la vejez.
Y al rechazar los estereotipos de la vejez, estamos anhelando una vejez digna. Así que todas las personas que se sienten más jóvenes de lo que realmente son están buscando una vejez digna, lejos de los estereotipos de ancianidad y con mucha energía por delante.
¿Qué significa tener una vejez digna?
En 2003, los investigadores Hannah Kuper y Sir Michael Marmot (famosos por demostrar el impacto que el estatus socioeconómico puede tener en nuestra salud y expectativa de vida) realizaron un amplio estudio en el que a los participantes les hicieron la misma pregunta: ¿cuándo empieza la vejez?
Las respuestas variaron, pero lo que Kuper y Marmot encontraron fue que aquellas personas que pensaron que la vejez empezaba antes probablemente habrían sufrido un ataque cardíaco, tendrían enfermedad coronaria o pobre salud física en general al hacerles un seguimiento de seis a nueve años después.
Kuper y Marmot pudieron establecer que otros factores como el nivel de empleo no podían relacionarse a las diferencias en los resultados de salud.
De manera que ¿cómo podría el número que designas como el inicio de la vejez tener este gran impacto sobre tu salud?
Una idea es que la respuesta a la sencilla pregunta de cuándo empieza la vejez realmente provee mucha más información sobre una persona que lo que se podría creer.
Podría ser, por ejemplo, que la pregunta estimula a las personas a pensar sobre su propia salud física, y si tienen problemas de salud preexistentes o un estilo de vida pobre, podrían no sentirse muy bien y tender a pensar que la vejez se aproxima más rápido.
El estereotipo de la vejez
Las personas que piensan que la vejez llega a una edad más temprana también podrían ser más fatalistas y menos inclinadas a buscar ayuda para sus condiciones médicas o adoptar una rutina más saludable, creyendo que la decrepitud es inevitable.
Podrían, por ejemplo, presumir que los más viejos son frágiles así que empiezan a caminar deliberadamente más lento o disminuir el ritmo cuando eso es precisamente lo que no deberían estar haciendo por el bien de su salud física y mental.
Podrían pensar que por la edad van a olvidar cosas, así que dejan de depender de su memoria. Hasta es posible que el estrés de estar aferrado a esas ideas negativas sobre la edad contribuya a la inflamación crónica y más problemas de salud a largo plazo.
De manera que confirmar el estereotipo de la persona mayor podría incrementar los precisos problemas que se temen.
Y, por supuesto, todo esto podría también ser cierto a la inversa.
¿Por qué es importante trabajar en una vejez digna?
La gente que piensa que la vejez empieza más tarde en la vida podría estar más consciente de su salud y estado físico. Y, entonces, dar pasos activos para mantenerse mejor.
Se creen más jóvenes, por ende se comportan más jóvenes, creando un círculo virtuoso.
Cualquiera que sea la explicación, el estudio de Kuper y Marmot no es la única investigación que demuestra los beneficios medibles de pensar positivamente sobre el paso de la edad.
Becca Levy, de la Escuela de Salud Pública de Yale, también produjo resultados extraordinarios basándose en datos del Estudio Longitudinal de la Vejez y la Jubilación de Ohio.
El estudio siguió a más de mil personas que tenían por lo menos 50 años en ese momento.
Levy encontró que las personas que tenían ideas positivas de su propia vejez (que coincidían con comentarios como “tengo tanta energía como el año pasado” y que no estaban de acuerdo con que uno se vuelve menos útil con la edad) vivieron en promedio 22,6 años después de haber participado por primera vez en el estudio, mientras que los que se sentían menos positivos sobre la vejez vivieron apenas 15 años más en promedio.
Luego viene un nuevo estudio dirigido por Susanne Wurm, de la Universidad de Greifswald, en el norte de Alemania, que podría aislar el problema con más precisión.
Y sus descubrimientos ofrecen algunas buenas noticias para las personas que piensan más negativamente sobre la llegada de la vejez: no tenían más probabilidades de morir antes que el promedio.
Por otro lado, la gente que interpretaba la vejez más positivamente, como un período en el cual aprender nuevas cosas y hacer nuevos planes, por ejemplo, vivían más tiempo en promedio.
Pensarte más joven ayuda a ser más feliz en tu vejez
En ese estudio, no importó cuánto las personas pensaban sobre las implicaciones físicas de la edad. Lo que importó fue si pensaban que todavía podían desarrollarse y crecer mentalmente.
Ninguna de estas investigaciones significan que podamos mágicamente frenar o revertir el proceso de envejecimiento.
La vista, el oído, la memoria, la masa muscular, fortaleza de los huesos, los procesos de recuperación están destinados a decaer. Y, por supuesto, las personas más viejas son más vulnerables a toda una gama de enfermedades.
Todos estos amplios estudios están basados en promedios, así que declarar que no se está en la mediana edad no va a evitar que todo el mundo deje de enfermarse.
Pero, en su libro The Expectation Effect (“El efecto de la expectativa”), el periodista especializado en ciencia David Robson tiene unos consejos.
Sugiere que en lugar de lamentar la pérdida de la juventud, deberíamos enfocarnos en las experiencias y conocimiento que adquirimos con la edad y darnos cuenta de cuánto mejor podemos manejar situaciones.
Cuando las personas mayores se sienten mal, no deberían suponer que todo se debe a la avanzada edad. Por encima de todo, a medida que envejecemos, nunca deberíamos dejar de tratar de estar más saludables y creer que siempre hay muchas cosas que todavía podemos hacer.
Si adoptamos esta actitud, tendremos probabilidades de vivir más y disfrutar de esos años.
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