Todos pasamos por momentos difíciles, pero cuando se trata de mostrar nuestro apoyo, no sabemos qué decir. Así puedes ayudar a un amigo en momentos difíciles.
Cuando tenemos a alguien cercano o muy querido pasando un mal momento, lo primero que viene a nuestra mente es: qué puedo hacer para ayudar a mi amigo que está pasando por momentos difíciles.
Quienes lo hemos vivido, sabemos que lo que menos necesitamos en ese momento son las típicas frases de apoyo, como “aquí estoy para lo que necesites”, “cuenta conmigo para lo que sea” y “no estás sola, aquí me tienes”.
Y no es que sean frases malintencionadas, pero en nada ayudan a llenar ese vacío de una pérdida, ni tampoco ayudan a que sobrellevemos los momentos más difíciles.
De acuerdo con Tara Parker-Pope, columnista sobre salud emocional y comportamiento en el New York Times, cuando queremos apoyar a un amigo que está pasando una situación difícil lo mejor es hacer, en lugar de decir.
Quien quiere ayudar, lo hace sin preguntar. Así que, si tienes a un familiar o a un amigo que atraviesa una situación difícil (como un duelo o una enfermedad grave), evita las típicas muestras de apoyo que, en realidad, no apoyan para nada.
¿Cómo ayudar a un amigo que atraviesa momentos difíciles?
Hace unos meses, Tara Parker-Pope pasó por una experiencia familiar compleja. Su padre, una persona mayor, perdió a su esposa. Entonces Tara decidió mudarse con su padre para apoyarlo.
A diferencia de lo que ella hizo (sacrificar su tiempo y su independencia para estar cerca de su padre cuando él lo necesitaba) otras personas simplemente le mandaban mensajes preguntando: “¿Cómo estás?”
Entonces, Tara se dio cuenta de cuán poco empáticos podemos ser con un familiar o un amigo en estas situaciones. De esa experiencia, armó esta lista con consejos de qué sí y qué no hacer para ayudar a un amigo que atraviesa momentos difíciles.
Una breve guía:
SÍ: Piénsalo dos veces antes de llamar. Cuando una persona está pasando un mal momento, lo que menos quiere es TENER QUE atender llamadas. Las llamadas telefónicas durante una crisis, aunque bien intencionadas, pueden resultar intrusivas y agotadoras.
Obviamente, las llamadas telefónicas son apropiadas en ciertas situaciones, pero si puedes, evita llamar en el momento álgido de la enfermedad o la crisis.
NO: No envíes mensajes de texto para obtener información. Intenta evitar mandar un texto que requiera una respuesta. ¿Cómo lo estás llevando? ¿Cómo te sientes? ¿Qué se sabe? Si tu texto termina con un signo de interrogación, hace que el paciente o el cuidador tengan que responder.
SÍ: Envía un texto de apoyo. Los textos son menos intrusivos que las llamadas telefónicas y pueden leerse en nuestro tiempo libre. Es por eso que son una de las mejores formas de ayudar a un amigo en momentos difíciles.
Los mejores textos son los que comparten pensamientos de apoyo, ofertas de ayuda o enlaces a un artículo interesante, un recuerdo fotográfico o un video divertido. Y luego terminan con un “Solo pensaba en ti. No hace falta que respondas”.
NO: No preguntes a la gente lo que necesita, como: “¿Qué puedo hacer para ayudar?”. Cuando alguien está enfermo o enfrenta una pérdida, es muy difícil saber lo que se puede necesitar, así que la mayoría de las veces nos limitamos a decir: “Gracias. Te aviso”.
Cuando quieres ayudar a un amigo en momentos difíciles, lo menos útil es dejar en sus manos una decisión más.
SÍ: Haz una oferta concreta de ayuda. En lugar de preguntar qué puedes hacer para ayudar, dile específicamente qué estás dispuesto a hacer para ayudar. No preguntes: envía una comida, pasea a su perro, ve a su casa a regar las plantas, ofrécete a llevar y/o recoger a los niños a la escuela.
NO: No intentes ser más servicial de lo normal. Esa actitud podría malentenderse como un gesto exagerado y que solo lo haces para quedar bien.
SÍ: Comparte historias, recuerdos, momentos positivos que han vivido juntos. Para romper el hielo o aliviar el mal rato, una sonrisa siempre es de gran ayuda.
No es nada fácil decirle a alguien que lamentas la situación por la que está pasando. Y no es fácil porque, muy probablemente, tú no estás pasando por lo mismo que él o ella. La mejor empatía muchas veces viene de no decir nada.
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