Artic Ice Project es una iniciativa que surgió en 2008 para ayudar a regenerar el hielo perdido en el Ártico debido al calentamiento global.
Arctic Ice Project, una organización sin fines de lucro con sede en California, ha lanzando la que quizás sea la última esperanza para frenar el calentamiento global: esparcir una fina capa de polvo de vidrio reflectante sobre el Ártico, en un esfuerzo por protegerlo de los rayos del sol y ayudar el hielo vuelve a crecer.
Si viste el documental Nuestro planeta, en Netflix, o si has seguido las noticias en los últimos años, sabrás que el derretimiento de los polos está provocando que la temperatura de la tierra aumente. Ya que los polos eran lo único que reflectaba los rayos solares. Ahora que se están acabando, los rayos solares entran directamente al planeta, aumentando la temperatura de los océanos y de la atmósfera.
La propuesta de Artic Ice Project podría ser una solución a un problema que está terminando con los ecosistemas árticos. No sólo los osos polares y los pingüinos están en riesgo de extinción, sino también las especies marinas que se ven afectadas con el derretimiento del hielo, que vierte millones de litros de agua dulce al mar, lo que afecta la salinidad.
Geoingeniería, la ciencia detrás de esta estrategia
Leslie Field, profesora adjunta de la Universidad de Stanford y directora técnica de la organización, lanzó el Arctic Ice Project. Anteriormente se conocía como ICE911, en 2008, pero después de haber visto el documental Una verdad incómoda, Field se convenció de la urgencia de hacer algo sobre el derretimiento del hielo marino.
La estrategia de Artic Ice Project consiste en crear perlas diminutas de sílice, o dióxido de silicio. Estas se encuentran naturalmente en la mayoría de la arena y se usan a menudo para hacer vidrio. Las perlas miden 65 micrómetros de diámetro, más delgadas que un cabello humano, pero demasiado grandes para inhalarlas y causar problemas pulmonares.
Las perlas son huecas por dentro, por lo que flotarán en el agua y continuarán reflejando la luz solar incluso si el hielo comienza a derretirse.
Durante la última década, el equipo ha esparcido las esferas de sílice en varios lagos y estanques en Canadá y Estados Unidos. En uno de Minnesota, por ejemplo, la capa de de polvo de vidrio hizo que el hielo joven fuera 20% más reflectante, lo suficiente como para retrasar el derretimiento.
La importancia de salvar al Ártico del calentamiento global
Y es que el derretimiento del hielo marino tiene impactos mucho más allá del Ártico y sus habitantes. El derretimiento del hielo marino contribuye indirectamente al aumento del nivel del mar. Lo cual está provocando inundaciones de islas enteras y la reducción de la masa continental.
También, se están observando temperaturas más altas en varias partes del mundo, que provocan incendios o sequías provocadas por olas de calor, incluso en invierno.
En los últimos 33 años, el hielo grueso del Ártico se ha reducido en 95%. Además, en julio de 2020 se registró la temperatura más alta en los polos norte y sur, batiendo su propio récord de años anteriores.
Al reconstruir el hielo marino, la compañía espera que su enfoque también restaure su antigua función como acondicionador de aire planetario. Y ayude a contrarrestar los efectos del calentamiento global.
No son pocos los científicos que desapruebas las intervenciones de la organización, así de como de otras más que trabajan con geoingeniería. Su argumento: jugar con la naturaleza podría causar más daños.
Sin embargo, otros especialistas apoyan estas nuevas formas de intervenir ante la urgencia de frenar al cambio climático. Por ejemplo, Emily Cox, geoingeniera de la Universidad de Cardiff, quien declaró en un artículo de la BBC: “¿qué podría salir mal? Especialmente en el Ártico, que ya es un ecosistema frágil”.
Por lo pronto, solo resta esperar para saber si esta iniciativa tiene efectos positivos a largo plazo. Nosotros confiamos que sí.
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