Tal vez ya has puesto el árbol de Navidad, pero ¿pensaste en el impacto ambiental que éste puede generar al planeta? Aquí te damos unos tips. ?
Colocar el árbol de Navidad puede ser una tradición que no solo acompañe las fiestas decembrinas, sino un momento de creatividad y un dilema placentero en cuanto a la elección del mismo: ¿natural o artificial?
Si te decides por un árbol natural, elige alguno que provenga de una plantación sustentable que reforeste o reemplace los árboles que tala para su venta.
En México, principalmente se siembran y utilizan pinos oyamel o cedro blanco para aquellas personas que desean un árbol natural. Con las plantaciones de los árboles se frena el crecimiento de la mancha urbana y controla la fijación de carbono en las ciudades.
Ventajas medioambientales de un árbol de Navidad natural
Lo anterior sucede porque un árbol de Navidad tiene una preparación que dura entre 10 y 11 años para poder venderse. Y durante ese tiempo tiene funciones ecológicas, como fijar el carbono por medio de la fotosíntesis, evita la pérdida del suelo y ayuda con el mantenimiento de los mantos acuíferos.
En las plantaciones certificadas no se deforesta el bosque. Estos árboles, en su gran mayoría, se plantan en zonas donde anteriormente existía actividad agropecuaria, o en suelos que eran improductivos.
Además, cuando se adquiere un árbol natural también se está apoyando al desarrollo económico de las comunidades locales que se dedican a su producción.
No olvides que, al final de la temporada, puedes llevarlo a reciclar a los centros de acopio, donde será triturado y utilizado como composta para las nuevas plantaciones.
¿Y si es artificial?
Aquí la creatividad no tiene límites. Si te decides por la versión artificial, elige uno que puedas (re) utilizar durante años y no lo deseches de inmediato, ya que no es reciclable.
Puedes fabricarlo tú mismo, con materiales reciclados como papel, botellas o madera. Un árbol artificial puede tener una vida útil que supera los 10 años. Lo que implica cada año un ahorro a tu economía, pero es más contaminante que un árbol de Navidad natural, ya que está hecho de polímeros, solventes, pinturas, cantidades exuberantes de metal y PVC, por lo que su fabricación tiene un fuerte impacto negativo en el planeta.
Además, tarda hasta 100 años en degradarse. En cambio, un árbol natural, no solo no contamina, sino que captura dióxido de carbono y evita el calentamiento global.
Quizá el mayor beneficio para el medio ambiente de optar por un árbol de Navidad artificial es que no requerirá ser regado, lo cual representa un alivio para un planeta en el que el consumo de agua es una carga constante.
Todo depende de ti y tus hábitos de cuidado. Y, desde luego, qué tanto estás comprometido con la Tierra.
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