México posee una gran riqueza de bosques y selvas, y desde la época prehispánica ya existían los protectores de estas tierras: los aluxes.
Por distintas circunstancias y experiencias, he tenido el honor y gusto por más de 35 años de conocer las riquezas naturales de la península de Yucatán. Cuando era adolescente acompañé a mi padre en viajes relacionados con la investigación en campo con el Centro de Investigaciones de Quintana Roo (CIQRO, 1979-1995); en los cuales tuve oportunidad de conocer lugares increíbles como la laguna de Bacalar o “laguna de los siete colores”, entre muchos otros sitios.
En aquella época, eran zonas prácticamente vírgenes. Regresé 30 años después con la guía de mi hermano y su familia, en una gira de cenotes por la región, y fue una grata sorpresa descubrir tantos lugares mágicos.
La zona del sureste de México, parte de Belice y Guatemala, también tienen una mística alrededor de El alux, del maya, es el nombre que le dan al similar de pequeños duendes o elfos. En lengua maya, el plural de alux es aluxo’ob, aunque en la mayor parte de México el plural se forma como en español “aluxes”.
Se cree que los aluxes son pequeños con apariencia de persona miniatura y su tamaño no es más de 1 metro de altura (como dice la leyenda). Por lo general con vestimenta maya, se dice que habitan en los cenotes y grutas, ya que son guardianes de los bosques y la selva.
Los aluxes: seres mágicos que ayudan a tener cosechas fértiles
En la actualidad todavía algunos mayas aún creen que los aluxes son convocados en cuanto un campesino construye en su propiedad una especie de altar en una pequeña casa conocida como kahtal alux o “la casa del alux”. Durante siete años, los aluxes ayudarán a crecer cosechas fértiles, traer la lluvia y cuidar los campos de noche.
Al final de los siete años, el granjero debe cerrar las ventanas y las puertas de la casita, sellando al alux dentro. Si esto no es así, se puede perder el control sobre el alux y este empezará a comportarse de forma agresiva o haciendo travesuras en contra de las personas.
Cada vez que viajas a la zona, incluida la maya, y a través de diferentes sitios de la carretera, es posible que puedas ver algunas pequeñas pirámides o casitas. Esas estructuras son el kahtal alux, que significa: cuartos. Y su estructura puede variar en tamaño y forma, algunos están diseñados como pirámides, otros como arcos, pero todos tienen el mismo propósito: mantener a los aluxes contentos. La antigua civilización maya los reconoció y los adoró, no como los dioses, pero sí con ofrendas, como comida y flores.
La cultura maya ha dejado por siglos asombrada a la humanidad, por sus logros arquitectónicos, pirámides majestuosas y fueron expertos en muchos temas: astronómicos, matemáticos y de innovación. Los mayas también veneraron a la Vía Láctea, conocida por ellos como el Árbol del Mundo. Y la simbolizaban con un gran árbol floreciente: la Ceiba, del cual procedía toda la manifestación de vida.
Los mayas comprometidos con el cuidado de la naturaleza
A pesar de algo de controversia en el tema, se tienen estudios recientes, donde se confirman prácticas agrícolas de los antiguos mayas, ¡grandes aprendizajes sostenibles! Tuvieron altos rendimientos durante siglos, corroboraron expertos en ciencias climáticas y ecología, en el estudio publicado por la revista estadounidense Remote Sensing. Los resultados descartan que fueron una civilización enfocada a cultivar sin orden, lo cual elimina que fue la razón de su caída.
Para comprobar estos hallazgos reveladores, aplicaron de modo mixto drones y la tecnología “LiDAR” (Light Detection And Ranging), una tecnología de detección remota, con los cuales revelaron extensos sistemas de riego sofisticado y terrazas dentro y fuera de las ciudades de la región. Pero sin grandes poblaciones en paralelo.
Durante los años 350 y 900 d.C., algunos reinos mayas vivían con muchas comodidades para su época, con sistemas agrícolas sostenibles. Y sin inseguridad alimentaria, confirmaron en la investigación.
Los tesoros, historia y aprendizajes sostenibles, nos ratifican la firme creencia de siglos de los mayas de que se debe cuidar el planeta. Y confirma que está bajo nuestra misión cambiar el destino de nuestra Tierra, así lo pensaban los mayas, quienes fueron pioneros en muchos temas y de la que nuestra generación debe aprender mucho de su respeto, cuidado y admiración por la naturaleza.
Sobre el autor:
El Dr. Francisco Suárez Hernández es director General de AdeS para América Latina y Ex Presidente del Consejo del World Environment Center. Francisco es un apasionado de la sostenibilidad y fue el primer Latino en ser Presidente del Centro Mundial del Medio Ambiente 2015-2018 (WEC). En 2020, la junta directiva de WEC votó por unanimidad para elegirlo Director Emérito, en reconocimiento a sus muchos años de servicio dedicado. En el año 2020 fue reconocido como uno de los 100 Latinos más influyentes ante la crisis climática por la Organización Sachamama.
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