El apego en las relaciones puede tener un punto saludable. Te decimos cómo lograrlo para volverle a dar sentido a la palabra amor, en tu vida.
¿Cuántas veces hemos escuchado que la forma más sana de relacionarnos es sin apegos? Desde nuestros amigos hasta psicólogos especializados, los consejos siempre son los mismos: no te claves. Pero es difícil no hacerlo cuando no conocemos la diferencia entre el amor y el apego.
Según el psicólogo y autor de libros bestseller Jorge Bucay, el amor no es lo mismo que el apego. Amor es sentir alegría porque el otro existe. Es luchar porque el otro sea feliz haciendo lo que quiera hacer, aunque no te incluya.
En cambio, el apego es la imposibilidad de soltar. Cuando vivimos situaciones adversas (una infidelidad, una ruptura, una pérdida) y nos vemos inmersos dentro de un pozo, somos víctimas del apego.
Pero no todo es tan malo como suena. Información reciente, publicada por la revista Psychology Today, indica que todos vivimos con apego desde el momento en que nacemos. Así que el apego es una condición natural del ser humano.
La diferencia está en qué tipo de apego tenemos al momento de relacionarnos. Y, más importante aún, saber identificar qué tipo de apegos tienen las personas con las que estamos en una relación (o con las que queremos empezar una).
Si sabemos identificar nuestro tipo de apego y el de las otras personas, podemos resignificar nuestras relaciones, dice el artículo escrito por la investigadora Darlene Lancer.
¿Cuáles son los tipos de apego?
La palabra apego tiene mala fama, al menos en español. Y esto puede ser debido a que es una traducción imprecisa del inglés attachement. La realidad es que el attachement es un vínculo natural que todos formamos, comenzando con nuestra madre cuando nacemos.
Lancer nos explica que el apego favorece la supervivencia, garantiza que estamos seguros y podemos ayudarnos mutuamente en un entorno peligroso.
Pero es cierto: el apego también puede tener rostros menos agradables y pueden estar afectando la forma en que nos relacionamos. No te preocupes: aquí te diremos qué tipos de apego existen para que sepas ubicar dónde te encuentras:
Apego seguro
Este tipo de apego caracteriza al 50% de la población, según Darlene Lancer. La calidez y el amor te llegan de forma natural; y eres capaz de ser feliz sin preocuparte por la relación o pequeños malentendidos.
Debido a que tienes una buena autoestima, no te tomas las cosas como algo personal y no reaccionas a las críticas. Por lo tanto, no te pones a la defensiva en los conflictos. En lugar de eso, los desescalas resolviendo problemas, perdonando y disculpándote.
Apego ansioso
Un 20% de las personas sufren por esta forma de malentender las relaciones. En este estado quieres estar cerca de otra persona, aunque para eso sueles renunciar a tus propias necesidades, lo que a la larga te hará infeliz.
El cerebro de una persona con apego ansioso muestra diferencias importantes al momento de reaccionar ante situaciones negativas: se suelen tomar de forma muy personal.
Una de las principales fallas en las relaciones cuando hay una persona con apego ansioso en ella es que esta persona se preocupa demasiado por la relación, al mismo tiempo que sufre porque la otra persona pide más espacio.
Apego evitativo
Darlene Lancer asegura que un 25% de nosotros tendemos a mostrar apegos evitativos. A su vez, estos se dividen en dos subtipos: desdeñoso-evitador y temeroso-evitador.
Un desdeñoso-evitador es capaz de cortar las emociones difíciles, generalmente reprimiéndolas. Lancer nos dice que son personas narcisistas que disfrutan de la cercanía de alguien, sin que ésta interrumpa su libertad.
Un temeroso-evitador es consciente de que quiere la cercanía de otra persona, pero tiene desconfianza o miedo. Si eres ese tipo de persona, tu pareja te puede parecer demasiado necesitada y utilizas sus sentimientos para sentirte fuerte y autosuficiente.
En cualquiera de los dos casos, tu pareja puede quejarse de que no pareces necesitarla o de que no eres lo suficientemente abierto, porque guardas secretos o no compartes sentimientos.
¿Cómo afecta esto a mis relaciones?
Es normal tener cierta dependencia a tu pareja, siempre que eso sea en un grado saludable. Recordemos que el apego saludable transmite seguridad, pero si se siente como inseguridad, entonces estás en un apego no deseable.
Alguien con apego seguro no juega con tus sentimientos, se comunica asertivamente y no teme a comprometerse. Las personas con apego ansioso y apego evitativo suelen ser codependentientes en las relaciones.
El problema es que muchas personas no saben qué tipo de apego tienden a desarrollar. Así, es común que una persona con estilo ansioso se interese en alguien con estilo evitativo, y de ahí viene buena parte de nuestro sufrimiento.
Cuando vamos repitiendo estos patrones, podemos llegar a hacernos ideas erróneas sobre las relaciones, incluso sobre el amor. La psicología nos asegura que, cambiando estos patrones, podremos tener relaciones más sanas.
Así puedes cambiar el apego por amor
No vas a poder cambiar el tipo de apego de tu pareja, ni de ninguna otra persona. Pero sí puedes cambiar tus propios apegos. Y para ello, la forma más efectiva es buscar terapia.
Pero, mientras tanto, estos tips te pueden ayudar a reflexionar sobre el tema y, con trabajo y constancia, empezarás a ver cambios en tu forma de relacionarte.
1. Mejora tu autoestima. Generalmente, est se logra con terapia, pero hay libros que también te pueden guiar en el camino hacia una relación más sana contigo mismo.
2. Aprende a ser asertivo. Cuando tomas decisiones poco asertivas, puedes sentir culpa e incluso vergüenza. La asertividad te ayudará a tomarte a ti mismo menos en serio.
3. Aprende a identificar y expresar asertivamente tus necesidades emocionales. Y, sobre todo, respeta tus propios principios. Esa es tu esencia y nada ni nadie merece que lo cambies.
4. Atrévete a ser auténtico y directo. No juegues ni intentes manipular el interés de tu pareja, ya sea para conseguir algo de ella o para victimizarte.
5. Busca más virtudes y menos defectos. Es natural fijarnos en lo negativo más que en lo positivo. Quizás ya es momento de cambiar, ¿no?
6. Piensa más, reacciona menos. Un ejercicio de autocontrol es hacer una pausa antes de reaccionar. Esto nos permite analizar la situación, meditar nuestras palabras e incluso dejar las cosas pasar.
8. Comprométete desde el “nosotros”. Esto va especialmente dirigido a las personas con apego evitativo. No está mal ser egoísta, pero cuando queremos relacionarnos con alguien, es necesario ampliar nuestras miras.
9. Tómalo con calma. Cambiar es un proceso largo y de mucho compromiso contigo mismo. Además, no es fácil lograrlo solo. Insistimos: hay muchas formas de ayudarte.
Después de todo esto, esperemos que esté más claro que el amor no significa sufrir, ni dejar de lado nuestra vida por el otro, sino involucrarnos con un apego seguro, respetuoso y saludable.
Te dejamos un último video que puede ser de mucha utilidad.
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