El enorme agujero en la capa de ozono fue de los más grandes detectados sobre el Polo Norte y de mayor movimiento durante el 2020.
La capa de ozono protege a la Tierra de la radiación ultravioleta como un protector solar y es uno de los elementos que hace posible la vida. Desde hace más de treinta años se han encontrado varios huecos en la capa de ozono. En marzo del 2020 descubrieron el agujero más grande originado en el Ártico.
Los agujeros se producen por el uso excesivo de aerosoles y otros productos químicos utilizados masivamente por los seres humanos. Por su parte, el agujero detectado en el Ártico se formó por las inusuales temperaturas gélidas que se presentaron en la estratosfera.
Científicos del Servicio Copérnico de Monitoreo Atmosférico (CAMS), detectaron una gran brecha “sin precedentes” que se cernía sobre la región del Ártico. Este ha sido el agujero más grande que se había monitoreado en el hemisferio norte. Su extensión máxima era de aproximadamente un millón de kilómetros cuadrados, según señaló la Agencia Espacial Europea.
La disminución de la contaminación estimuló a que el agujero se redujera
El CAMS anunció en abril, a través de su cuenta de Twitter: “El agujero sin precedentes de la capa de ozono del hemisferio norte de 2020 ya no existe”. La NASA y universidades de todo el mundo como la UNAM (en el caso de México) se dieron a la tarea de confirmar la noticia.
El CAMS también mencionó: “El servicio de monitoreo explora lo que está sucediendo con los niveles de ozono en la estratosfera. Aunque el agujero de ozono de 2020 fue uno de los más grandes y de mayor duración, la tendencia sigue siendo hacia la recuperación general”.
El enorme agujero de la capa de ozono se cerró, inesperadamente, casi un mes después de haber sido descubierto. Los científicos alrededor del mundo señalan que esto se debió a la disminución de la contaminación durante la actual pandemia de coronavirus, y a una ola de calor que auxilió a cerrarlo.
Insistimos, dentro de todas las malas noticias que rodean la pandemia del Covid-19, la Tierra ha resultado la máxima beneficiaria.
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