Crónica de un comprador compulsivo: guía para frenar la adicción a las compras
Ya perdí la cuenta de las veces que me he visto en este escenario: apretando discretamente mis manos, esperando que pase la tarjeta de crédito en la tienda. Sé que es probable que no pase porque este mes me he excedido con los gastos, y el mes pasado, y el pasado también, alimentando mi adicción a las compras con cosas ridículas.
Desde hace unos 10 años, me di cuenta de algo estaba mal en mi relación con el dinero. Me gusta tener dinero, claro, como a todos. Pero me gusta más gastarlo. Ese acelerón que te da cuando deseas algo con toda la fuerza de tu estómago y la única forma de aliviar la angustia es correr al centro comercial a comprarlo.
La adicción a las compras es real. Se llama oniomanía y se calcula que un 7% de la población mundial puede padecer este trastorno psicológico. Así como un alcohólico no puede ser prudente con el alcohol, las personas adictas a las compras tampoco pueden medirse en lo que gastan, aunque sepan que tienen que parar.
Mi madre me decía: no lo compres, no lo necesitas. Mamá: ¿cómo te explico que es exactamente lo que quiero hacer, parar, pero no puedo? Había una lucha de pensamientos muy poderosos y obsesivos en mi mente.
Hay varias señales de que eres adicto a las compras. Por ejemplo, priorizas el tener antes que el usar. Incluso más que tener, te da paz saber que ya no tienes algo pendiente por comprar. Es extraño, pero comprar se siente como una obligación más que como un acto recreativo.
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¿Por qué surge la adicción a las compras?
Por naturaleza, a nuestro cerebro le gusta drogarse con un coctel de felicidad: la serotonina, que nos pone a flotar en un estado de bienestar, y dopamina, que nos da la sensación de recompensa.
A algunas personas como yo, estos cocteles neurononales nos los da ir de shopping (da lo mismo si son compras online). Y cada vez hay más personas enfermas. Hace unos días leí que, durante la pandemia, las compras online de algunas marcas aumentaron hasta 300 por ciento.
Otro estudio en Estados Unidos respecto de la adicción a las compras encontró que 42% de la gente que hizo compras online durante 2020 actuó de forma impulsiva. Aceptaron que no fueron compras planeadas, sino por aburrimiento o por ansiedad.
Tal como ocurre con las drogas, las apuestas o la comida, las compras generan adicción. Puede ir desde comprar algo pequeño todos los días hasta sobregirar las tarjetas de crédito, pedir prestado para seguir comprando o gastarnos en el dinero que teníamos destinado a comida o la renta del alquiler.
Y ojo, porque se puede ser adicto a muchas cosas: a comprar zapatos, tenis, perfumes o bolsos, pero también cosas que socialmente aceptamos como “positivas”, como libros, instrumentos musicales o discos de vinil.
Combatir los pensamientos compulsivos sí es posible
Según los psicólogos que he consultado (periodísticamente y a nivel personal), la responsable de esto es la ansiedad, aunque también he leído que la adicción a las compras se asocia a la depresión y a trastornos alimenticios.
Por ejemplo, yo he notado que, cuanto más solo o triste me siento, estoy más dispuesto a entrar a Amazon y comprar cosas en las que hace cinco minutos no estaba pensando pero que ahora ya siento que necesito.
Esta ansiedad se genera de una combinación de experiencias personales y de estar expuesto a entornos que nos hacen creer que necesitamos cosas. En mi caso, no paraba de ver videos en YouTube que me creaban hype (como se dice comúnmente).
Mentiría si les digo que ya no tengo este tipo de pensamientos autodestructivos, pero sí he mejorado mucho. Gente: todo mejora, solo necesitamos el empujón correcto.
Ya no tengo deudas, ya tengo una cuenta de ahorros y tengo dos nuevas tarjetas de crédito que uso con prudencia (limitándolas a líneas de crédito pequeñas). Por fin se ve un poco de luz en esta cueva de consumo sin control y de adicción a las compras.
Por si no ha quedado claro: la oniomanía es una enfermedad mental
Pedir ayuda es difícil, vaya que lo sé. Y es que muchas personas aún creen que las compras compulsivas no son una enfermedad mental, sino imprudencia, irresponsabilidad, inmadurez. Incluso frivolidad o presunción.
Si sientes que las compras se te están saliendo de control y es una adicción, es el momento perfecto de escuchar la opinión de un profesional de la salud mental. No tienes que estar en la calle, para ser adicto a las compras. Probablemente ya lo seas y no te has dado cuenta.
Yo probé con psicólogos, con lo cual encontré una gran mejoría. A la fecha, sigo yendo a terapia. Pero tal vez no sea lo tuyo. En ese caso, puedes probar con algunos de estos tips que puedes aplicar cuand lleguen esos pensamientos malvados.
Otra cosa que puedes probar es acercarte al minimalismo. No, no es una religión, sino una filosofía que te hace darte cuenta de lo ridículo que es acumular cosas por acumular. Intenta con estos podcast sobre minimalismo, o si prefieres, YouTube tiene muchas opciones de contenido. Incluso Netflix tiene documentales sobre el tema.
En los 80, Madonna cantaba: we’re living in a material world. Pero, a ver, hasta a Madonna le llegó su hora de desprenderse de iniciarse en la cábala y alejarse de esa vida material. ¿Tú para cuándo?
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