Uno de los trastornos alimenticios más comunes es la adicción a la comida. En qué momento podemos detectarla y sobre todo: ¿cómo frenar estos impulsos?
Comer es un placer, de eso no hay duda, pero cuando la necesidad por comer constantemente se hace presente, es posible que se trate de una adicción a la comida.
La adicción a la comida es un trastorno caracterizado por un deseo incontrolable de ingerir alimentos. Esta dependencia se debe en parte, a que dichos alimentos activan el sistema de recompensa cerebral de manera similar a las drogas.
Las personas que presentan adicción a la comida comen sin control, más de lo habitual, y en mayores cantidades de forma recurrente incluso sin tener hambre real o sentirse llenos, pese a los problemas que les genera tanto a nivel físico como emocional.
Normalmente, la comida se utiliza para aliviar estados emocionales negativos como la depresión, la insatisfacción y la ansiedad. Sin embargo, la alta ingesta de alimentos ocasionan posteriormente sentimientos de culpa, ira, vergüenza y ansiedad.
A pesar de esto, una persona con adicción a la comida sigue ingiriendo debido al incremento del malestar y emociones negativas, lo que ocasiona un círculo vicioso del cual es difícil salir sin un tratamiento psicológico especializado.
¿Qué causa la adicción a la comida?
La adicción a la comida no es causada por una falta de fuerza de voluntad, sino que se cree que es causada por una señal de dopamina que afecta la bioquímica del cerebro.
La vulnerabilidad a las adicciones radica en el equilibrio entre las funciones del sistema límbico (donde ocurren los impulsos) y la corteza cerebral (que controla la actividad racional).
Por supuesto, en la adicción a la comida también influyen los alimentos que ingerimos, ya que no todos nos hacen igual de propensos a este trastorno alimenticio.
La comida ultra procesada y los alimentos altos en grasa y en azúcares y/o edulcorantes dan un efecto poderoso sobre los centros de recompensa del cerebro. Estos efectos los provocan neurotransmisores cerebrales como la dopamina.
Síntomas de la adicción a la comida
Desafortunadamente, a la fecha no hay un diagnóstico certero que asegure que alguien padece adicción a la comida, pero sí hay síntomas que podrían indicar la existencia de dicho trastorno en una persona. Algunos de los más comunes son los siguientes:
- Antojos frecuentes, inclusive a pesar de sentirse satisfecho y tras una comida abundante.
- Comer mucho más de lo previsto.
- Comer hasta el punto de sentirse excesivamente lleno.
- Sentirse culpable después de comer ciertos alimentos, pero seguir comiéndolos después.
- Poner excusas sobre la ingesta desmedida de alimentos.
- Sentirse incapaz de controlar la ingesta de alimentos poco saludables.
¿Cómo controlar la adicción a la comida?
Existen prácticas muy recomendables para ayudar a reducir o eliminar la adicción a la comida. Por ejemplo, por medio de psicoterapia.
Ya que la adicción a la comida puede causar daño físico y emocional, es importante tratarla con ayuda de un especialista tanto en psicología como en nutrición, tan pronto se detecten uno o varios síntomas anteriores.
Diversos tipos de psicoterapia pueden ser muy útiles para atenderla, como la terapia EMDR, el mindfulness o las técnicas de la terapia cognitivo-conductual, entre otras.
Lo recomendable es acercarse a un especialista
Asimismo, acercarse a la psiconutrición es una buena alternativa para entender nuestra relación con los alimentos e identificar qué factores inciden directa o indirectamente en la adicción a la comida.
El tratamiento de la adicción a la comida estará sujeto a las necesidades y características individuales de cada paciente. Ningún tratamiento es, ni debe, ser igual a otro.
Otra cosa que es esencial es atender el estado físico, pues la adicción a la comida desencadena grandes complicaciones físicas. Con esto en mente, realizar una dieta alimentaria, con aspectos dietéticos y nutricionales realizada por un profesional, es fundamental.
Una persona con adicción a la comida necesita aprender hábitos saludables y ser más selectiva en sus alimentos. Esta será una buena forma de ser más consciente de cómo enfrentar los pensamientos de ingerir alimentos sin control.
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