Desde hace 20 años, Aires de Campo se ha dedicado a proteger nuestra tierra, a cosechar productos alimenticios de la mejor calidad y, sobre todo, a cuidar a sus trabajadores y trabajadoras.
La realidad actual de las mujeres en el campo es sobresaliente. Tanto, que este sector no ha dejado de crecer en la industria ganadera y agrícola. Incluso, su mano de obra ha representado un considerable aumento en el desarrollo alimentario de muchas sociedades.
De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO):
- Las mujeres son responsables de hasta el 90% del cultivo de arroz en la zona de Asia Sudoriental.
- El 93% de los empleos disponibles en el campo en países en desarrollo, son para mujeres jóvenes con edades comprendidas entre 15 y 24 años.
- Las mujeres representan el 41% de la fuerza de trabajo agrícola de todo el mundo, un porcentaje que aumenta hasta el 49% en los países de bajos ingresos.
Y a pesar de que en muchos sitios alrededor del mundo, la labor de las mujeres en el campo no es remunerado como se debería, existen instituciones o marcas que ponen especial atención en este hecho.
Prueba de ello es Aires de Campo, empresa mexicana socialmente responsable, que durante 20 años ha mostrado especial énfasis en el cuidado de la tierra, la protección a nuestras raíces y, desde luego, el comercio justo con los y las agricultoras.
La relevancia de la avena orgánica
Magdalena Aguirre, por ejemplo, para Aires de Campo es considerada una guardiana del campo. Con ella trabajan muy de la mano para la producción de avena orgánica en el municipio de Cuyoaco, Puebla.
El proceso para la avena orgánica se lleva más o menos unos 150 días, en el que se prepara la tierra, la riegan, la siembran y finalmente seleccionan las mejores semillas. En dos ciclos de producción anual se trabajan las tierras como en antaño, aumentando la productividad, generando empleos y siempre pensando en proteger la equidad de género.
El rojo saludable de Aires de Campo
Desde La Huacana, Michoacán, la flor de jamaica es cultivada de forma orgánica, bajo métodos agrícolas sustentables, contribuyendo al desarrollo de las cooperativas comunitarias. Y a la conservación de los recursos naturales y vida silvestre del trópico seco mexicano.
Bajo un proceso artesanal, la flor entera es seleccionada, recolectada a mano y secada al sol, conservando así la intensidad de su color, aroma y sabor. Y precisamente aquí muchas de las recolectoras son mujeres, quienes dedican tiempo, experiencia y cariño, para hacer llegar a nuestro hogar la exquisita jamaica orgánica.
Poderoso amaranto
En el caso del amaranto orgánico, este se produce en el oriente del Valle de México. Y lo impresionante es que el 90% de la mano de obra en transformación ¡son mujeres! De hecho, quien está a la cabeza de la planta es mujer y se llama Antonia Rodríguez.
*Aires de Campo hoy celebra 20 años de impacto positivo. Impacto en el campo, en nuestra salud, en el planeta y por supuesto en la gente con la que trabaja.
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