¿Te cuesta trabajo salir de la rutina? ¿No sabes enfrentar problemas? Quizás necesites entrenar una mente más flexible.
Somos personas de rutinas y de ideas fijas. Tener una mente flexible es algo que se logra con el tiempo y a base de ejercicios. ¡Sí, así como ejercitas tus demás músculos, el cerebro también puede hacerse más flexible!
Tener flexibilidad mental es muy útil, pues nada es predecible (y esto nos lo dejó más que claro la pandemia). Pero también tiene muchos otros beneficios para la creatividad, para enfrentar problemas, tener una conversación de trabajo e incluso mejorar la calidad del envejecimiento.
La flexibilidad mental o flexibilidad psicológica es la capacidad de acomodarnos y adaptarnos a una situación inesperada o difícil, y tomar medidas teniendo en cuenta nuestros objetivos y valores.
De hecho, la flexibilidad psicológica es un objetivo central de la Terapia de Aceptación y Compromiso, una nueva corriente de la psicología que considera a la flexibilidad mental como una ruta importante hacia una vida rica y significativa.
Los beneficios de tener una mente flexible
Numerosos estudios de investigación describen los beneficios de una mente flexible, ya sea en el trabajo, en las relaciones o en la salud mental. Conforme logramos tener una mente más flexible, podríamos lograr lo siguiente:
Aumentar nuestra capacidad intelectual. Los desafíos mentales que requieren una mente más flexible pueden ayudar a eliminar la niebla mental y a compensar la disminución de la memoria. Incluso las variaciones simples de tu rutina, como tomar un camino diferente para ir al supermercado, pueden ayudar a tu cerebro.
Adaptarnos mejor a los contratiempos. De acuerdo con este estudio, tener una mente flexible puede ayudarnos a encontrar más soluciones y ver el lado positivo de las cosas.
Reducir el estrés. Saber que tienes el poder de comenzar de nuevo contrarresta sentirse abrumado, mientras que las personas que sin mente flexible tienen más probabilidades de sentirse angustiadas.
Tener más energía. Una mente flexible puede ser energizante. Cuando eliminas un problema que ha surgido repentinamente, no puedes evitar sentirte más fuerte y con más propósito.
Ser más creativos. La flexibilidad mental se suma a tu capacidad creativa para resolver problemas. Cuando haya muchos caminos hacia un mismo objetivo, será más probable que encuentres uno que te lleve a tu destino.
Establecer relaciones más sanas. La flexibilidad mental contribuye a mejorar las relaciones de muchas maneras: hacer tiempo para los demás, poder comprometerse y ver el punto de vista de otra persona, por ejemplo.
10 pensamientos para tener flexibilidad mental
1. Convéncete de lograr una mente más flexible. El primer paso hacia un cambio exitoso es decidir que quieres cambiar, por simple que parezca.
2. Tener claro por qué quieres cambiar. Puede ser que tengas un problema en particular por resolver, o quizás haya un aspecto de tu vida en el que quieras mejorar. Sé honesto contigo mismo.
3. No veas problemas, sino “oportunidades”. Este simple ajuste a tu diálogo interno crea una perspectiva más flexible al instante, pues cambiará la forma en que miras tu vida y la forma de abordar cada situación.
4. Haz que tu mente sea flexible acorde a tus valores. Siempre podemos mirar las cosas desde una óptica positiva o negativa. La cuestión aquí es: ¿con qué valores quieres regir tu vida?
5. Hazlo divertido. Dite a ti mismo: “no es un inconveniente, es una sorpresa”. Incluso puedes agradecer a los contratiempos por permitirte cambiar de planes de último momento. ¡No te enfades, diviértete!
6. Haz lo contrario de lo que planeaste. Por ejemplo, haz tu paseo habitual, pero a la inversa. Cambia de ruta de regreso a tu casa. Todos estos cambios te ayudarán a tener una mente más flexible.
7. Deja de trabajar cuando tu cerebro se enreda. En lugar de continuar con tu proyecto, tómate un descanso aunque sea por cinco minutos. Tu cerebro continuará trabajando en segundo plano y es más probable que desarrolle una solución creativa.
8. Discúlpate. Un sincero “lo siento” o “me equivoqué” es una excelente manera de construir una mente flexible. Corregir tus errores hábilmente es una señal de flexibilidad mental.
9. Usa el diálogo interno alentador. Fíjate en cuándo has sido flexible y date un cumplido interior: ¡lo lograste, qué hábil eres!
10. Obtén apoyo. Encontrar a alguien que te ayude con un problema puede ampliar tu flexibilidad mental. Aprenderás un punto de vista diferente. No necesita ser un psicólogo, puede ser un mentor, un mejor amigo o un familiar.
Recuerda: no tienes que elegir entre rutina o flexibilidad. No es una pregunta de lo uno o lo otro. Más bien, encuentra la combinación adecuada de rutina y una mente más flexible para ti.
Incluso si prefieres las rutinas, saber que puedes tener una mente flexible cuando sea necesario es tranquilizador y empoderador.
También podría interesarte: 20 cosas que puedes hacer cuando estás aburrido