En paralelo a la actual pandemia, otro tipo de epidemia ataca en silencio: claves para detectar la soledad y cómo combatirla.
Entre el cada vez más mayor número de consecuencias físicas, mentales y emocionales que la pandemia ejerce sobre nosotros, hay un tema al que pocos prestan atención: la epidemia de soledad que, silenciosa, se desliza sobre millones de personas que, confinadas o no, hoy se sienten más solas que nunca.
Los jóvenes, en mayor riesgo
Contra lo que muchos podrían suponer, los que mejor ha podido soportar la soledad y el encierro durante la actual crisis sanitaria han sido los ancianos. Por el contrario, según una investigación realizada en los Estados Unidos, los que peor la están pasando son los adolescentes y adultos jóvenes. Justamente el grupo que no suele ser considerado como afectado por la falta de compañía. Porque en el imaginario común, a los jóvenes se los suele imaginar en fiestas, realizando deportes en grupo o compartiendo momentos con sus amigos. Y no solos, sufriendo el confinamiento por la pandemia.
Esto se debe a la pérdida de contacto físico con amigos, conocidos y familiares. Y a la pérdida de actividades sociales en general. Por ejemplo, mucha gente que por su empleo debió mudarse a una ciudad distante de su familia, encontraba en su trabajo una gran fuente de socialización. Lo que ocurre es que desde que la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia, con la modalidad de empleo remoto, esta fuente de amistades que venían de la interacción social que ocurría en una oficina o ambiente laboral físico, desapareció casi por completo.
¿Qué es la soledad?
Es de hecho un término muy poco objetivo, concuerdan los profesionales de la salud mental. La soledad es una emoción compleja, afirma Julianne Holt-Lunstad, profesora de psicología y neurociencias de Brigham Young University, en un artículo de The New York Times. “Sentirse solo es mucho más que estar solo”, afirma la especialista. Uno puede sentirse solo en un salón lleno de gente. O sentirse feliz en un cuarto vacío.
En este sentido, las reacciones varían mucho según la persona, sobre todo en relación a cuánta conexión humana necesite cada uno, afirma la psicóloga. Y si algo hemos aprendido durante la pandemia es la importancia del contacto entre humanos. Además, si es una conexión física, mucho mejor.
Soledad y trastornos mentales
En sí misma, la soledad no es una mala cosa. Pero hay una fuerte correlación entre sentirse solo y la aparición de afecciones mentales, afirma un reciente estudio que analiza este fenómeno en Europa. Entre estas últimas figuran depresión, ansiedad y problemas de sueño.
Y estas consecuencias de la pandemia en el estado emocional y mental de la gente ni siquiera toman en cuenta situaciones límite como perder un ser querido a causa del Covid. Simplemente, la soledad y los trastornos derivados de ella son un efecto más de la distancia social y la cuarentena implementados en muchos países, dice el citado estudio.
Cómo lidiar con la soledad
En pandemia, resulta fácil decirlo y difícil de poner en práctica. Pero según el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido, hay una serie de acciones que puedes emprender para atenuar cualquier sentimiento de abandono o soledad.
- La amistad se construye. Cada día, saluda por teléfono o redes sociales a tus amigos más cercanos. Si necesitas contarles sobre tu estado de ánimo, hazlo.
2. Si puedes, ofrécete como voluntario para ayudar a otras personas. Seguro en tu colonia o ciudad hay muchos programas sociales que hoy necesitan una mano más que nunca.
3. Usa la tecnología a tu favor, sobre todo para generar y fortalecer vínculos.
4. Mantente ocupado/a, aprendiendo algo nuevo.
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