Las personas de entre 7 y 21 años fueron las más propensas a desarrollar TOC en la pandemia. La buena noticia es que los servicios de salud mejoraron.
Desde antes de la pandemia, el término TOC se ha estado usando de forma indiscriminada. Pero en realidad el TOC (trastorno obsesivo compulsivo) es un síndrome clínico que afecta seriamente la vida de quienes lo padecen.
Se trata de un padecimiento neuropsicológico crónico y muy angustiante que puede detonar niveles graves de ansiedad. Quienes lo padecen suelen tener dificultades al realizar sus actividades en la escuela, el trabajo o el hogar.
Una persona con TOC puede ver en actividades tan inofensivas, como tocar una manija, una acción muy peligrosa o con terribles consecuencias. Y esto, desde luego, limita mucho sus interacciones con el mundo real.
Para muchas personas con TOC, la pandemia solo empeoró las cosas. Algunas investigaciones han encontrado una posible correlación entre una experiencia traumática y el aumento del riesgo de desarrollar TOC durante la pandemia. O bien, empeorar los síntomas de quienes ya lo padecían.
Tengamos por seguro que una persona que ya creía que los gérmenes peligrosos estaban por todas partes no se tomó nada bien la existencia de un virus mortal como el coronavirus.
Y, de hecho, un estudio danés publicado en octubre de 2020 descubrió que los primeros meses de la pandemia provocaron un aumento de la ansiedad y otros síntomas. Tanto en los pacientes con TOC recién diagnosticados como en los que habían sido tratados previamente.
Sorprendentemente, las personas que más se vieron afectadas por el TOC durante la pandemia fueron personas jóvenes, de los 7 a los 21 años de edad.
¿Qué tan serio es el TOC?
Lamentablemente, el TOC suele ser hereditario y cada persona puede vivirlo con distintos grados de intensidad. Los síntomas del padecimiento suelen comenzar en la infancia o la adolescencia, y aquejan aproximadamente del 1% al 2% de los jóvenes.
El TOC llega a afligir a más o menos uno de cada 40 adultos. Alrededor de la mitad de ellos sufre un serio menoscabo a causa del trastorno. Un 35% se ve moderadamente afectado y el 15% es ligeramente afectado.
Por ejemplo, una persona con TOC preocupada por no haber cerrado bien la puerta podría sentir la necesidad de cerrarla y abrirla una y otra vez. Hasta comprobar que no está alucinando y que, en efecto, está bien cerrada.
También podría estresarse demasiado y esperar lo peor si no sigue una rutina estricta. Como encender y apagar un interruptor diez veces, siempre que sale de una habitación.
A algunas personas con TOC les invaden pensamientos prohibidos sobre sexo o religión o un miedo de lastimarse a sí mismas, o a otras personas.
¿Cómo tratar el TOC durante la pandemia?
Hasta mediados de la década de los 80, se consideraba que el TOC no se podía tratar. Sin embargo, ahora hay evidencia de tres terapias que pueden ser eficaces, incluso para los pacientes más afligidos.
Se tratan de la psicoterapia, la farmacología y la estimulación magnética transcraneal, una técnica que envía pulsaciones magnéticas a áreas específicas del cerebro.
En un inicio, a la mayoría de los pacientes con TOC se les ofrece una forma de terapia cognitivo-conductual, llamada exposición y prevención de la respuesta.
Se empieza con algo poco propenso a generar ansiedad —por ejemplo, mostrarle un pañuelo sucio a alguien que tiene un miedo obsesivo a la contaminación—. Y se invita a los pacientes a resistir una respuesta compulsiva, como lavarse las manos una y otra vez.
Lo primero es disminuir la ansiedad
Se les enseña a los pacientes a entablar “diálogos internos”, en los que exploren los pensamientos a menudo irracionales que pasan por su mente. Hasta que su nivel de ansiedad disminuya.
Cuando ven que no contrajeron ninguna enfermedad por ver el pañuelo, la terapia puede avanzar a una exposición más provocativa, como tocar el pañuelo. Y así sucesivamente hasta que superen su miedo irreal a la contaminación.
Para los pacientes con TOC que sienten un miedo más intenso, este enfoque terapéutico suele combinarse con un medicamento que contrarresta la depresión o la ansiedad.
Un aspecto positivo es que la pandemia ha permitido que más personas con TOC reciban tratamiento a distancia, a través de servicios de salud en línea.
Si padeces TOC o crees que puedes padecerlo, hay diferentes opciones para pedir ayuda, desde líneas telefónicas hasta apps que ofrecen sesiones con terapeutas calificados.
La pandemia puede ser un verdadero desafío para las personas con TOC, pero también es una oportunidad ideal para detectarla y comenzar a tratarla.
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