Los avances médicos están evolucionando cada vez más rápido. Y para combatir la diabetes han desarrollado un páncreas artificial que nivela la glucosa.
La diabetes es una enfermedad que no se puede tomar a la ligera. Entre los adultos de 18 y 55 años, hasta el 2018: se registraron 1.5 millones de casos nuevos tan solo en Estados Unidos. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 442 millones de adultos tienen diabetes, es decir, una de cada 11 personas alrededor del mundo.
Para contrarrestar estas impresionantes cifras, el equipo de investigadores liderado por el ingeniero en electrónica Ricardo Sánchez Peña, en Argentina, crearon un páncreas artificial que funciona conectado al celular del paciente. Y permite que a través de un parche se controlen los niveles de glucosa.
El páncreas artificial trabaja con un sistema de control automático y fusiona dos elementos por medio de tecnología y modelos matemáticos conocidos como algoritmos. Por un lado, la bomba que provee de insulina y por el otro, el monitor de glucosa.
Ambos se conectan al paciente con diabetes de forma subcutánea, mediante parches que tienen una aguja muy poco invasiva. El sistema está pensado para ser operado desde la practicidad de un celular y en un futuro por relojes inteligentes. Esta tecnología móvil se conecta por bluetooth y trabaja por medio de un algoritmo que marca con exactitud cuánta insulina debe inyectarle al paciente.
La solución más apta y práctica contra la diabetes
Además, el dispositivo controla el azúcar en la sangre cada cinco minutos y es más preciso que si la persona con diabetes tuviera que valerse por sí misma, equilibrando las porciones de alimentos que consume e inyectándose cuatro o cinco veces al día.
“El páncreas artificial lo hemos puesto en marcha en Estados Unidos y ha sido aprobado por la FDA (Agencia de administración y regulación de medicamentos y alimentos). Y en Argentina pensamos que antes de hacerlo comercial, entonces, lo ideal sería poder distribuir el sistema a través de la Secretaría de Salud”, indicó el investigador de la Universidad de Buenos Aires.
La comodidad es otra de las características del mecanismo, pues se disimula con la ropa y es a prueba de agua. Así que la persona puede hacer su vida normal. Y se cambia una vez por semana o cada diez días, dependiendo de la vida útil de la aguja.
En Argentina, en 2019, se registraron más de 400,000 personas con diabetes tipo 1. Con este páncreas artificial esperan los científicos que se convierta en una gran solución para los diabéticos, no solo en el país sureño sino en el mundo entero.
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