Las ventanas de vino surgieron en Italia hace 400 años. Hoy, vuelven a estar en auge como una medida de prevención frente al virus Covid-19.
Las ventanas de vino surgieron en Italia hace 400 años. Hoy, vuelven a estar en auge como una medida de prevención frente al virus Covid-19. Las imágenes de pequeñas ventanas en las que se sirve vino o cualquier bebida alcohólica que te imagines están llenando la red. Se trata de un práctica que surgió durante la peste negra en toda Italia, y hoy parece haber regresado.
De manera específica, Italia cultivó esta práctica y 400 años después muchos de los bares y restaurantes mantenían esas pequeñas ventanas que hasta este año estaban inutilizadas. Por eso, la necesidad de mantener una distancia de precaución las ha devuelto al centro de la conversación.
“Durante nuestro período de bloqueo pandémico de Covid-19, los propietarios de la vitrina de vinos en Via dell’Isola delle Stinche en la heladería Vivoli, en Florencia, han reactivado sus ventanas para dispensar café y helado, aunque no vino. Otras dos vitrinas cercanas, la de la Osteria delle Brache en Piazza Peruzzi y la de Babae en Piazza Santo Spirito, nos han hecho retroceder en el tiempo al ser utilizadas para su propósito original: la venta de vino con distancia social“, explica en una publicación la asociación de Ventanas de Vino de Florencia.
Esta misma asociación señala que existen alrededor de 150 ventanas de vino en toda Florencia y otras 100 más distribuidas alrededor de Toscana. Aunque, la asociación ha reportado que hasta la fecha, solo cuatro han reabierto para ofrecer sus peculiares servicios.
Las ventanas de vino durante la peste negra
Su nombre original es buchette del vino y lo cierto es que poquito antes de la llegada de la pandemia ya se estaban poniendo de moda en las concurridas calles de Florencia. Su origen se remonta a hace más de cuatro siglos, y aunque no surgieron específicamente para combatir la peste bubónica, sí se convirtieron en un método para evitar un posible contagio.
Según cuenta Francesco Rondinelli en un documento que data de 1630, los productores vendían su propio vino a través de pequeñas vidrieras en sus palacios florentinos. Una vez entregada la bebida, el cliente depositaba el dinero en una placa metálica y el productor antes de tocarlo lo rociaba con vinagre para desinfectarlo.
De esta manera, la distancia social, al igual que ahora, salvó muchas vidas. ¿Y si comenzamos a implementar estas ventanas de vino en México?