Los perros y los cerdos no son tan diferentes: ambos animales son muy inteligentes, pero unos son comida y otros, mascotas. ¿Por qué?
En el podcast Future Perfect de Vox Media Poscast Network se hicieron la pregunta del millón: ¿por qué si los perros y los cerdos son igual de inteligentes unos son mascotas y los otros, comida? Con la neurocientífica Lori Marino, especializada en comportamiento e inteligencia animal, como invitada, comenzaron a aclarar está paradoja.
Científicos de la Universidad de Cambridge consideran que la inteligencia de los cerdos se puede comparar a la de los elefantes y los delfines. Son animales curiosos capaces de resolver problemas y con un sistema de socialización que tampoco está lejos del comportamiento humano. Y aunque el hecho de que muchas personas comenzaron a tener cerdos como mascotas y comprobaron su inteligencia y capacidad afectiva, en general el mundo los sigue considerando un animal que nació para ser comido.
Marino nos pone a imaginar algunas escenas de perritos sufriendo confinamiento, cachorritos que pueden ser alimentados por su madre, pero sin recibir su afecto y que luego son sacrificados con prácticas crueles. Jamás querríamos eso para nuestros perros, pero es así como viven los cerdos. Y muy pocos cerdos han sido tan afortunados para vivir como un perro.
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El dilema de los perros y los cerdos siendo mascotas o comida, ¿tiene o no que ver con que sean inteligentes?
Para Lori Marino, todo nuestro consumo de carne es cultural. Y en eso coincide la psicóloga Melanie Joy, quien escribió el libro Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas. “Si no nos sentimos a gusto matando a un golden retriever, ¿por qué no sentimos lo mismo cuando matamos a un cerdo o a una vaca para disfrutar su sabor?”, se pregunta Joy. Al parecer todo es una cuestión cultural, de empatía, y también de la falta de comprensión de otras inteligencias. Ya que por milenios hemos puesto a la humana como parámetro. Por lo tanto, la pregunta se extiende: si no comemos perros porque los consideramos muy inteligentes, ¿qué pasa con los pulpos, los pollos y otros muchos animales que, como los cerdos, son mucho más listos de lo que creíamos?
La conclusión es un asunto personal. Comer o no comer carne. El punto es decidir con conocimiento de causa y con la mayor información respecto al trato que reciben los animales que se utilizan para consumo humano. Para ayudarnos en eso, resulta interesante ver el documental español Empatía. El filme se define como “una aproximación escéptica al veganismo”, donde el hilo conductor es descubrir cómo nuestros hábitos alimenticios impactan en el medioambiente. Y, por supuesto, en la vida de millones de animales tanto o más listos que nosotros.
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