Steve Irwin murió a los 44 años durante la filmación de un documental, cuando nadaba con una mantarraya gigante. Su legado continúa hasta nuestros días.
Por varios años, el canal Animal Planet tuvo en pantalla a toda a una celebridad. Su nombre era Steve Irwin, pero todos lo conocíamos como “El Cazador de cocodrilos”. Steve murió el 4 de septiembre de 2006, a los 44 años. Hoy, en su cumpleaños, recordamos por qué fue tan importante su labor en la preservación de animales salvajes.
Steve Irwin nació en Victoria, Australia el 22 de febrero de 1962. Desde pequeño, sus padres, zoólogos de profesión, le inculcaron la pasión y el cuidado por los animales.
Desde muy temprano, Steve se involucró en la gestión de la reserva natural donde sus padres cuidaban diferentes especies animales. En 1991, junto con su esposa, Tierri Raines, bautizó la reserva como Zoológico de Australia.
Fue ese mismo año que Steve Irwin firmó un contrato con un canal de televisión local para transmitir el programa “Cazador de cocodrilos”, utilizando material filmado durante su luna de miel. Steve contaba que este apodo venía de una anécdota de infancia: con apenas nueve años, tuvo que enfrentar a un cocodrilo.
El brinco a la fama de Steve Irwin
El programa “Cazador de Cocodrilos” fue reconocido por el mismo gobierno de Australia, quien agradeció a Steve su contribución cultural. Apenas un año después de estar al aire, Steve, de la mano de Terri Raines, lanzó su primer documental con el mismo nombre del programa televisivo.
En 1996, el canal Animal Planet compró los derechos del programa y comenzó a transmitirlo a nivel mundial. Hasta 2007, un año después de la muerte de Steve Irwin, Animal Planet emitió “Cazador de cocodrilos” en más de 130 países, con una audiencia estimada de 500 millones de televidentes.
Pero, más allá de la fama, recordamos a Steve Irwin por su noble labor para la preservación de animales salvajes, a través de su apoyo para la ampliación y remodelación del Zoológico de Australia y con la Steve Irwin Conservation Foundation.
En 2003, filmó un documental en Baja California sobre la vida de los lobos marinos. Una anécdota que muestra el lado humano de Steve Irwin es que, en uno de los días de filmación, recibió la noticia de que dos buzos se encontraban desaparecidos en la zona. Steve puso a disposición de las investigaciones su buque y su tripulación, así como el sistema satelital.
El equipo de Steve pudo encontrar con vida a uno de los buzos, Scott Jones. Al día siguiente, las autoridades mexicanas localizaron sin vida a Katie Vrooman, la otra buzo extraviada.
El legado de “El Cazador de cocodrilos”
En 2006, durante la filmación del documental “Criaturas Peligrosas Mortales del Océano”, en la Gran Barrera de Coral, al noroeste de Australia, Steve nadaba con una mantarraya de dos metros y medio de ancho.
Al soltarla, la mantarraya regresó nadando hacia Steve y lo apuñaló con su agujión directamente en el corazón. Steve Irwin murió de inmediato, a los 44 años.
El Primer Ministro de Australia se ofreció a hacerle un homenaje público, pero la familia de Steve no aceptó. Sin embargo, el legado del “Cazador de cocodrilos” no pudo evitar que miles de personas organizaran una ofrenda en la entrada del Zoológico de Australia.
Los hijos de Irwin han retomado el amor por la naturaleza que les inculcó su padre. Robert Irwin, de 17 años, es fotógrafo de naturaleza. Y también trabaja en el Zoológico de Australia, igual que su padre y su madre.
Bindi Irwin también se ha dedicado a la conservación ambiental, aunque su carrera se ha ido yendo hacia la actuación y la música. Ambos han declarado en televisión que continuarán con el legado de su padre.
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