Un estudio en osos ha demostrado que tienden a elegir el camino fácil y la pereza. Este comportamiento también está probado en humanos.
Parece que los osos comparten con los humanos la tendencia a elegir el camino más fácil. Así lo han corroborado científicos que han descubierto que los osos pardos tienden a escoger la opción de menor resistencia. Se refieren a que esta especie de osos tiende a la pereza, y prefiere caminar en terrenos llanos, sin cuestas y a un ritmo lento. El estudio analiza exactamente la vida de estos paquidermos al aire libre y la compara con los humanos.
¿Por qué los humanos y los animales elegimos determinadas formas de transitar por la naturaleza? ¿Hay razones de especie? ¿Por qué coincidimos más con unos animales que con otros en nuestros recorridos en el bosque o la montaña? Este tipo de preguntas son útiles para planificar espacios naturales y seguros para todos. Y esta investigación es la primera que arroja datos sólidos.
El estudio analizó el comportamiento de osos salvajes y en cautiverio y utilizaron una caminadora adaptada a estos mamíferos, trozos de manzana y un GPS. Así pudieron observar que estos osos tienen un instinto natural de ahorrar energía.
Y esto, por supuesto, afecta a la salud y el control de peso, igual que ocurre con el sedentarismo o poco ejercicio en humanos. Según los científicos, esta forma de actuar podría explicar por qué este tipo de osos y las personas suelen encontrarse con frecuencia. La razón: escogen los caminos que exigen menos peligros y menos esfuerzo.
Los humanos y los osos tendemos a la pereza
Ya hay varios estudios que han probado que los humanos, aunque no lo queramos reconocer, somos perezosos. Como especie, queremos evitar el ejercicio o la actividad de cualquier tipo. Somos flojos, pues.
Una de estas investigaciones se hizo en 2018. Se publicó en el National Library of Medicine y lo hizo un equipo de neurólogos encabezado por Boris Cheval. En este caso las tomografías cerebrales revelaron que los participantes del estudio se sentían mucho más atraídos por fotos de sujetos sentados en sillas y hamacas, que en movimiento.
Ahora la investigación con osos pardos trata de indagar que si los animales tienden al mismo patrón que los humanos. Para ello se han apoyado en el Centro para Osos de la Universidad Estatal de Washington, el principal centro de conservación e investigación de osos pardos de Estados Unidos. Los biólogos de este lugar estudian cómo viven los animales, cómo se alimentan e interactúan con los humanos.
El estudio, liderado por Anthony Carnahan, de la Universidad Estatal de Washington también anotó cuánta energía consumen los osos pardos según el tipo de movimientos o caminatas. Y analizaron los datos para comprobar si esto afectaba a su comportamiento. Lo bueno, es que estos resultados también pueden ayudar a entender a otros animales y por supuesto a nosotros, los humanos.
En qué consistió el experimento
Los investigadores diseñaron una estructura alrededor de una caminadora especial para estos animales de gran tamaño. Hicieron algunos cambios. Lograron que se inclinara hacia arriba o hacia abajo un 20%. Y en la parte delantera colocaron un comedero con un guante incorporado. Entrenaron a nueve osos pardos del centro a subirse a la máquina gracias a una recompensa: les daban comida. “Los osos pardos son muy aficionados a la comida”, señaló Carnahan.
@GailSimone
— Ron Swaggard (@RASwaggard) March 31, 2021
“The bears did an excellent job,” says Anthony Carnahan, lead author of the study.https://t.co/EBLvcUhasM
Después de recopilar estos y otros datos, los investigadores llegaron a la conclusión de que el impulso innato de evitar el esfuerzo tiene un papel más importante en el comportamiento y la movilidad de todas las criaturas, grandes y pequeñas, de lo que podríamos imaginar.
El estudio también admite que los osos pardos pueden moverse con una velocidad y ferocidad repentinas y asombrosas, cuando así lo deciden, señala Carnahan. “He visto a un oso correr por un prado de montaña en seis o siete minutos, cuando a mí me ha llevado toda la tarde”, dice.
Y si lo aplicamos a los humanos, también admite que el patrón de pereza (como el de los osos) no es generalizado y que todos siempre actuamos así. Lo que sí formula la investigación es que es necesario un esfuerzo mental, físico y tener el estímulo de un reto o meta que nos evite elegir lo más fácil. Impresionante, ¿no?
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