Avaaz ha lanzado una petición en línea para exigir a Japón la prohibición del marfil antes de los Juegos Olímpicos de 2020.
De acuerdo con información difundida por la ONG Avaaz, se estima que más de 250 mil elefantes han sido sacrificados para abastecer al mercado japonés de marfil
En un estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) realizado en 2016, se estimaba que cerca de 20 mil elefantes africanos eran abatidos por sus colmillos, sobrepasando por mucho su tasa de natalidad. Actualmente, algunos de los últimos ejemplares se concentran en la región de Tsavo, en Kenia, y sus colmillos pueden llegar a venderse en el mercado negro por hasta 4 mil 800 euros, cantidad que equivale a un año de sueldo para el ciudadano keniano promedio.
En China, Filipinas y Japón, el marfil es utilizado sobre todo para el tallado de figuras religiosas. Desde que China cerró su mercado en 2017, Japón se ha posicionado como el mayor mercado legal de marfil en el mundo. En Japón, este material óseo es utilizado para crear sellos personales denominados como Hanko. En innumerables ocasiones, el gobierno nipón ha argumentado que mercado local de marfil está controlado y contenido, y utiliza materiales que fueron importados décadas atrás, evitando así contribuir a la caza furtiva de los elefantes.
Hideki Harami, artesano del marfil de tercera generación, relató al diario The Washington Post que su industria prefiere el marfil que proviene del interior del colmillo, donde carece de imperfecciones y cuenta con más firmeza. Para extraer este tipo de marfil, los cazadores furtivos intentan matar a ejemplares más grandes, que a menudo resultan ser las matriarcas de la manada, dejando en orfandad a las crías.