El polvo del Sahara no es solo “tierra”, es roca triturada con muchos elementos químicos y nutrientes para el suelo y las plantas.
Hace unos días se hizo viral que una enorme nube de polvo, proveniente del desierto del Sahara, se dirigía a América y provocaría algunas enfermedades respiratorias en los humanos.
La noticia y los videos que circularon en Internet sobre el avance de la nube encendieron las alarmas en las personas, quienes imaginaban que este era una tragedia más del 2020. Sin embargo, este un fenómeno natural.
Cada año, la nube de polvo recorre aproximadamente 6 mil kilómetros para llegar a América. Sus partículas son tan diminutas que es imposible ver un grano a simple vista y su presencia en nuestro continente tiene algunos efectos impactantes.
Fertiliza la Amazonia
El polvo del Sahara no es solo “tierra”, es roca triturada con muchos elementos químicos y nutrientes para el suelo. Contiene fósforo y nitrógeno que aprovechan las plantas de la Amazonia, gracias a los depósitos de las lluvias o porque cae directamente sobre la selva.
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También se cree que fertiliza el océano. Cuando caen las partículas al mar, estas van descendiendo lentamente, alimentando a bacterias y fitoplankton, que a su vez liberan los nutrientes por el océano.
Afecta a los huracanes
Está comprobado que la nube de polvo tiene un gran efecto sobre los huracanes. Cuando la nube pasa sobre el océano, no permite que los rayos del sol lleguen y calienten el agua. Esto significa que hay un cambio en la evaporación del agua del océano y evita que los huracanes se alimenten.
También se encontró una relación entre la presencia del polvo y el granizo en la lluvia.
Parece ser que el polvo induce formación de granizo de hielo en las nubes y las hace desarrollar más en forma vertical. Y una nube cuando crece más se hace más potente, entonces la lluvia puede ser más intensa, el granizo puede ser más grande y causar más destrucción. Así que hay una serie de fenómenos indirectos que son muy difíciles de caracterizar”,
Santiago Gassó, NASA
Así que ya sabes, no hay que temerle a la nube de polvo del Sahara.