La dexametasona se ha convertido en el primer fármaco capaz de salvar a pacientes con COVID-19, demuestra estudio de Oxford.
La dexametasona, un conocido esteroide de bajo costo, se ha convertido en el primer fármaco capaz de salvar a pacientes con COVID-19. Esto ha sido señalado como un gran avance ante la pandemia.
Investigadores de Oxford, señalaron que la dexametasona, redujo tasas de mortalidad en al menos un tercio de los pacientes más gravemente enfermos de COVID-19. El estudio se realizó en un periodo de cuatro semanas y se detuvo antes de lo pensado gracias a los importantes descubrimientos.
Los resultados del ensayo Recovery revelaron que el esteroide podría convertirse en la atención estándar para los pacientes más graves de la enfermedad.
Recovery compara una serie de tratamientos potenciales para identificar rápidamente los más efectivos. Más de 11 mil 500 pacientes de más de 175 hospitales del Servicio Nacional de Salud en todo Reino Unido se han escrito.
“La dexametasona redujo las muertes en un tercio en pacientes con ventilación y en una quinta parte en otros pacientes que recibieron oxígeno solamente. No se registró beneficio entre aquellos pacientes que no requirieron asistencia respiratoria”, explica la Universidad de Oxford.
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La prueba de dexametasona: un avance innovador
El medicamento se utiliza para tratar enfermedades como el reumatismo, asma, alergias y para ayudar a pacientes con cáncer para manejar las náuseas que provoca la quimioterapia.
Una nota publicada en el sitio de la Universidad de Oxford, dio a conocer los hallazgos obtenidos por los doctores Martin Landray y Peter Horby.
“El beneficio de supervivencia es claro y grande en aquellos pacientes que están lo suficientemente enfermos como para requerir tratamiento con oxígeno, por lo que la dexametasona ahora debería convertirse en el estándar de atención en estos pacientes”. Destacó Horby, profesor de Enfermedades Infecciosas Emergentes en la Universidad de Oxford.
Este es un innovador avance en la lucha contra la enfermedad. La velocidad para encontrar tratamientos efectivos es notable y demuestra la importancia de realizar ensayos clínicos de alta calidad.