Estudiantes del Tec de Monterrey campus Chihuahua intervinieron un asilo con soluciones que mezclan salud, diseño y tecnología, incluyendo asistentes de voz como Alexa. Te contamos cómo su proyecto está mejorando la vida de los adultos mayores.
Hay proyectos escolares… y hay proyectos que cambian vidas. En Chihuahua, un grupo de estudiantes del Tecnológico de Monterrey decidió usar su talento para mejorar el día a día de un asilo. No se trató de una donación ocasional, sino de una intervención profunda que mezcló salud, diseño, ingeniería y empatía.
El resultado: un espacio más cálido, accesible y adaptado a las necesidades reales de las personas mayores que viven ahí.
¿Cómo transformaron el asilo?
El trabajo comenzó con un diagnóstico completo: recorridos, mediciones, observación de rutinas diarias y conversaciones con residentes y cuidadores. A partir de ahí, los estudiantes diseñaron soluciones simples pero poderosas.
Entre sus intervenciones destacan:
- Mobiliario ergonómico y seguro, para facilitar movimientos y reducir caídas.
- Espacios reconfigurados que permiten desplazarse sin obstáculos y fomentan la convivencia.
- Iluminación inteligente, pensada para apoyar la movilidad nocturna y evitar accidentes.
- Sensores ambientales que monitorean temperatura y humedad, elementos claves para la salud de los adultos mayores.
- Asistentes de voz como Alexa, que permiten encender luces, pedir música, hacer videollamadas con familiares o recibir recordatorios de medicamentos solo con la voz. Esta herramienta ha sido clave para mejorar la autonomía, disminuir el riesgo de caídas y aumentar la conexión emocional con sus seres queridos.
- Tecnología de conexión, desde tabletas hasta pantallas que permiten videollamadas con familiares y actividades guiadas a distancia.
Más que diseño: una lección de empatía
Este proyecto deja claro que las soluciones sociales no siempre requieren grandes presupuestos, sino creatividad y sensibilidad. Los estudiantes descubrieron que las personas mayores no solo necesitan cuidados médicos, sino entornos que respeten su autonomía y bienestar emocional.
Además, el proyecto se convirtió en una experiencia formativa invaluable para ellos: aprendieron a trabajar con problemas reales, a escuchar a una comunidad vulnerable y a crear propuestas que tienen un impacto directo y medible.

¿Por qué importa tanto?
Porque en México, miles de adultos mayores viven en asilos con infraestructura limitada o poco adaptada. Intervenciones como esta abren el camino a nuevos modelos de atención donde la tecnología y el diseño se convierten en herramientas para cuidar, acompañar y dignificar.
Es un recordatorio de que el futuro de la salud no está solo en hospitales y laboratorios, sino también en los espacios que habitamos día a día.
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