El cambio climático está provocando fenómenos naturales que antes no sucedían. La señal es clara: actuamos ya o le seguimos haciendo daño al planeta.
Todos sabemos el poder de destrucción que puede traer un potente huracán. Ejemplos sobran y en México, entre septiembre y noviembre, por la temporada, son azotadas las costas del Caribe. Mientras que mayo y junio son los meses en que los huracanes afectan el Pacífico norte. Lo que nos sorprende es que todo esto tendrá una gran variante en los próximos años debido al cambio climático.
Las pérdidas que provoca un huracán
En 1994, el huracán Gordon provocó más de mil muertes en Haití. Tres años después, Pauline le arrebataría la vida a más de 300 personas en México, desde Chiapas, pasando por Puerto Escondido y Acapulco.
Jeanne causó el fallecimiento de más de 3 mil personas en 2004, mientras que Katrina en 2005 provocó la pérdida de 1,855. Además de que los daños económicos ascendieron a 146 mil millones de dólares.
Estos son números devastadores, y si no hacemos algo para combatir el cambio climático, podrá ser mucho peor.
Los huracanes serán menos, pero más fuertes
De acuerdo con Laura del Río, experta en Medio Ambiente y profesora de la Universidad de Cádiz: “cuanto más alta sea la temperatura del océano, mayor será la intensidad del huracán. Y este incremento no se debe a otra cosa más que al cambio climático”.
Según la investigadora, para que se forme un huracán se necesita que converjan varios factores: que la superficie del agua esté por encima de los 27 ºC; que haya vientos con un giro horizontal para concentrar la tormenta, así como vientos que mantengan su fuerza y velocidad. Finalmente, que exista una concentración de nubes cargadas de agua y humedad.
Por ello, si el calentamiento global continúa en aumento, el comportamiento de los huracanes podrá tener un cambio radical. Esto consistiría en que la intensidad de la precipitación será mucho mayor en cada huracán que se origine, así como su intensidad máxima del viento.
En otras palabras, el cambio climático prevé que en el futuro habrá menos huracanes, pero con magnitud y fuerza más devastadoras.
La solución está frente a nosotros. Como sociedad y en lo individual, desde nuestra propia trinchera, cambiemos nuestra manera de consumir, comprar y actuar, siempre pensando a favor del planeta.
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