Para la mayoría de nosotros bañarse es una rutina diaria, sin embargo, existen algunos hábitos que deberías evitar para evitar daños en tu cuerpo.
Bañarnos es uno de los rituales personales que más hábitos nos crea, desde la forma en la que lavamos nuestra cara, hasta la limpieza de nuestra regadera.
Sin embargo, existen algunos hábitos muy comunes al bañarnos que podrían no ser tan saludables. Parece mentira, pero algunas de las cosas que hacemos mientras nos duchamos podrían afectarnos de maneras que no hubiéramos imaginado.
- Tu cara
Quizás pueda parecernos más sencillo lavar nuestro rostro en la ducha mientras el agua cae. A pesar de lo conveniente que podría sonar, esto no es bueno para tu cara. Según los dermatólogos, al estar en contacto con el agua durante mucho tiempo, la piel del rostro podría resecarse.
No olvides que la piel de nuestra cara es más sensible que la del resto de nuestro cuerpo. Incluso el agua que generalmente ocupamos para bañarnos, suele ser más caliente que la que utilizamos al lavarnos la cara en el lavabo. Si tu cara llega a enrojecer, luce irritada o seca, puede deberse a que lavas tu cara en la regadera.
- Lava tus pies
Siendo honestos ¿qué tan bien cuidas tus pies a la hora de bañarte? Podría pensarse que al estar en contacto con el agua mientras te duchas, no es necesario agacharse para lavarlos adecuadamente, pero esto podría ser un grave error.
Sabemos que el cansancio del día a día puede ser motivo suficiente para olvidar agacharte y lavarlos. Lo cierto es que los pies y los lugares entre los dedos son las partes que recogen la mayoría de las bacterias durante el día. Recordemos que el objetivo de bañarse es limpiarse, no sólo oler bien.
- Seca, no frotes
Sabemos que generalmente ponemos nuestra toalla lo más cerca para salir de la regadera. Si tu cabello es largo, seguramente lo has cubierto con la toalla para que esta quede como chongo por encima de tu cabeza, lo cual es fácil y conveniente para que tu cabello seque mientras te arreglas.
Esto puede resultar dañino, pues algunas personas tienen el hábito de apretar demasiado el cabello. Lo más recomendable es secarlo con palmaditas suaves en lugar de dejar la toalla durante mucho tiempo. Esto aplica también para tu piel, nunca la frotes vigorosamente pues podría resultar realmente dañino.
- Exfoliación
Algunas personas consideran la exfoliación uno de los hábitos más necesarios en el cuidado diario de la piel, pero ¿es realmente necesario hacerlo diario? Aunque es importante hacerlo ocasionalmente, si se hace todos los días podría causar más daños que beneficios. Naturalmente la piel se repone cada 25 días en promedio.
Deja que tu piel tome un descanso y exfolia dependiendo tu tipo de piel. Las pieles sensibles pueden exfoliarse una vez a la semana, pero las pieles grasas pueden requerir este procedimiento dos veces.
- Limpia la regadera
No solo es importante lo que hacemos con nuestro cuerpo, también el ambiente de nuestro baño. Quizás no le hayas dado la importancia suficiente, pero lavar las paredes de tu regadera por lo menos una vez a la semana es indispensable. Si eres de los afortunados que tienen una tina, el reto es mayor, pues el material con el que están hechas tiende a acumular bacterias y suciedad incluso más que los azulejos, por lo que requiere de limpieza dos veces por semana.
- Rastrillo y esponja de baño
Es común que luego de utilizar el rastrillo las olvidemos dentro de la regadera; error.
Las navajas del rastrillo pueden convertirse en un criadero de bacterias, pues cuentan con áreas pequeñas que combinadas con el ambiente caliente y húmedo se convierten en el hogar ideal para los gérmenes.
Por su parte, las esponjas requieren ser cambiadas lo más seguido posible, sobre todo si se no cuentan con buena ventilación. Te recomendamos utilizar esponjas naturales amigables con el medio ambiente. Lo ideal es encontrar un lugar para que se sequen lejos de la ducha.
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- Baño necesario después del ejercicio
Algo que debes evitar a toda costa es no bañarte luego de una rutina de ejercicio, no importa la hora. El sudor puede dejar bacterias en la superficie de la piel que quedan atrapadas si no se enjuaga después, ocasionando infecciones en la piel, irritación o enrojecimiento.
Esto sin mencionar que el olor no será nada agradable.