¿Has escuchado del feminismo antiespecista? Jessica González, de Million Dollar Vegan, nos cuenta respecto de este interesantísimo pero poco abordado tema.
El feminismo (o los feminismos) es una lucha que se relaciona con todos los aspectos de nuestra vida y nuestra sociedad. El feminismo antiespecista surge ante la necesidad de visibilizar la inconsistencia de rechazar un tipo de discriminación, al mismo tiempo que se perpetúan otros. Así que cuestionar los vínculos entre los derechos de los animales y de las mujeres, así como las opresiones que nos unen, es inevitable.
La violencia hacia las mujeres, la violencia hacia los animales, y en particular, hacia las hembras animales, se encuentra todo bajo una misma estructura de dominación, privilegiando a unas y sometiendo a otras.
El antiespecismo es una postura ideológica que viene en una lucha abolicionista la cual está en contra de la explotación y discriminación hacia las demás especies de animales. El antiespecismo hace visible que los animales son seres que sienten y que por lo tanto deberían ser considerados sujetos políticos y morales.
Feminismo anitespecista: ver cuerpos como objetos de consumo es especista y patriarcal
El feminismo como movimiento de justicia social no debería tolerar la apatía hacia la violencia. Es necesario romper con la objetivización del cuerpo “femenino” y disidente en todas sus formas, así como con la objetivización del cuerpo de los otros y otras animales, considerado “de consumo” y a merced de la voluntad de la especie humana. Las hembras de todas las especies compartimos una realidad de cosificación, fragmentación y consumo. Está inscrita en la explotación de nuestros sistemas reproductivos, por medio de los cuales se gestan cuerpos funcionales para el sistema capitalista. Pensemos en que detrás del concepto de carne hay animales que han sido olvidados y despojados como seres concretos al ser transformados en productos consumibles. Son referentes ausentes. Esto permite que sea posible y efectivo ejercer y encubrir la violencia inherente al consumo del producto, en este caso de la carne.
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Es tan similar la relación entre la explotación animal y la cultura patriarcal que muchos de los términos que se usan para designar las partes de animales para consumo son intercambiables con las del cuerpo femenino.
Así como con todos los movimientos de lucha social y de justicia que también buscan erradicar la discriminación sufrida por los sectores a los que cada uno defiende. Todas estas fuerzas tienen el potencial de desarticular el sistema cisheteropatriarcal, ya que las estructuras de clase, racismo, género y especie se conforman bajo idénticos mecanismos de opresión, desigualdad y abusos y, por lo tanto, las luchas y resistencias deben ser interseccionales. Desde esta postura es que consideramos que el antiespecismo debe ser feminista y el feminismo debe ser antiespecista.
Nunca podremos ser libres mientras oprimimos a otras especies. Tenemos poder, elegimos justicia, libertad e igualdad para todas por igual. Que la sororidad transcienda la especie. Si “el patriarcado se va a caer” que caiga íntegro, con todas sus aristas explotadoras incluidas. De lo contrario ¿con qué cara decimos “lo vamos a tirar” cuando seguimos participando activamente en la opresión sistemática de otros y otras?
Sobre la autora
Jessica González Castro, autora de esta columna sobre feminismo antiespecista, es gerente de campaña en Million Dollar Vegan en México. Estudió la licenciatura en Administración de Empresas de Hospitalidad en la Universidad del Valle de México. Es fundadora del primer centro comunitario vegano en México, Casa Animal. Fundadora de Cocinar para Liberar, un proyecto que se encarga de que más negocios y hoteles tengan opciones a base de plantas en sus menús. Feminista Interseccional.